La
declaración de Chávez de que la guerra es global, anti-imperialista
y que ya estamos inmersos en ella, da nuevos elementos para
evaluar la actual gira del teniente coronel.
Los tres países de su actual
periplo están vinculados con la producción y comercio de
armas de guerra. Rusia y Bielorrusia son reconocidos
vendedores de armas, que ya han negociado con Venezuela
gigantescos acuerdos para compras que van desde 100.000
fusiles AK-103 kalashnikovs a 25 aviones Sukhoi y 53
helicópteros de combate hasta misiles tierra-aire SA-3 Goa y
SA-8 . Irán, también cliente de los dos anteriores, está en
este momento no sólo experimentando con cohetería sino que
prepara la producción de material atómico a partir del cual
fácilmente podría formar parte del club de países nucleares.
Adicionalmente, Venezuela
anunció que podría comprar cinco submarinos rusos del tipo
kilo-636 y posiblemente cuatro Amur 677E, de última
generación, que son más livianos y también están
generalmente configurados para la guerra anti-submarina y de
superficie, colocación de minas y colocación de fuerzas
especiales, pero que pueden ser equipados con lanzadores de
misiles.
Así, Venezuela con la mayor
flota submarina de la región estaría en disposición de
patrullar desde el Polo Norte hasta la Tierra del Fuego,
pasear por el Caribe y el Golfo de México, acercando una
capacidad de fuego a las costas del imperio.
Chávez declaró que está
convirtiendo a Venezuela en una potencia militar regional.
Esto definitivamente no puede caer bien en la región, ni
tampoco entre las grandes potencias que tienen intereses,
incluso territoriales, en ella como Francia, Inglaterra,
Holanda y por su puesto EE.UU..
Además, la conversión de
tecnología militar del sistema occidental al Ruso, no sólo
crea problemas de incompatibilidad o interoperatibilidad
entre los países de la región, sino que pone en bandeja de
plata nuestros equipos para ser operados por los “hermanos
cubanos”, quienes son los únicos en el continente que
conocen y manejan tal tecnología.
En este mundo de guerra global,
no sólo los cubanos aumentarían su capacidad militar frente
a los EE.UU., sino que de cumplirse las promesas de Chávez
de que Venezuela no sería indiferente a un ataque a Irán y
que sangre venezolana defendería a esta “nación hermana”, la
posición geográfica y posesión de este armamento sería más
que preocupante, no solo para los norteamericanos y el
continente sino para los venezolanos que nos podríamos ver
involucrados en una guerra que no tiene nada que ver con
nuestra historia y geografía.
Si la Venezuela bolivariana
sigue acumulando las capacidades militares de los países que
ahora visita, incluyendo los submarinos, aun sin especular
sobre la cohetería y capacidad nuclear de Irán, no hay duda
que el estatus militar de Venezuela cambiará radicalmente, y
con él, el tipo de relación y reacción del continente hacia
Venezuela, que podría ser vista como un peligro inminente,
en especial por la actitud agresiva y beligerante en
política internacional de un Chávez que se siente atacado y
se declaró inmerso en una guerra global.
alfredomichelena@gmail.com