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Derrotando al "Grinch"
por Alfredo Michelena
miércoles, 26 diciembre 2007


A pesar de haber ganado el referéndum del 2 de diciembre, la mayoría demócrata del país no ha apreciado ni disfrutado su victoria. El mismo día de las votaciones, después de la primeras horas de pesadumbre y una tarde de confusión que se despejaba a favor del NO, llegaba con perplejidad la noticia de haber derrotado al socialismo del siglo XXI en el referéndum y a Chávez en su plebiscito, pero la duda seguía sobre si el triunfo sería proclamado y aceptado sin violencia física. Millones de espectadores que esperaban el resultado frente a sus televisores recibieron la buena nueva, pero pareciera que aún no han expresado su alegría ni su optimismo ha teñido a la sociedad como un todo, diera la impresión que se siguen preguntando si esto no es más que un sueño navideño.

La psicología nos ha enseñado que después de cada pérdida hace falta un período de duelo y la religión que después del pecado debe venir el arrepentimiento. Estos procesos son fundamentales para seguir adelante, para evolucionar, para triunfar, en caso contrario seguiremos atados al pasado y será difícil que encontremos paz y alegría. Del mismo modo frente a un triunfo, es necesario disfrutarlo, exteriorizarlo e interiorizarlo para poder montarse sobre él y proseguir la vida o en este caso la lucha política. Una victoria bien cobrada al nivel personal supone que nuestro propia valoración aumenta, nuestro ego crece y nuestra visión del futuro es mucho más positiva. Pero así como llorar en un duelo es esperado, gritar, reír, disfrutar y compartir son emociones que, teóricamente, son necesarias para que podamos, como se dice en política, cobrar la victoria. Esto, en general no se ha dado entre nosotros.

Chávez en su papel del el "Grinch", personaje patético que disfruta robando la navidad a los niños, nos ha amenazado con volver por su fueros con la "Reforma", aumenta la persecución de nuestros lideres, descalifica nuestra victoria y promete medidas revolucionarias más tajantes. Sus muchachos descartan nuestra mano extendida en búsqueda de una reconciliación y se preparan para la guerra. Aún en nuestra propias filas las dudas, las divisiones, la crítica malsana y las acusaciones de "chanchullo" y componendas, empañan el triunfo y no se nos permite atesorar nuestra propia fuerza.

Las llamadas acertadas y constantes de Baduel de que el "Grinch", está listo para atacar y que no se debe bajar la guardia en navidad y estar preparados para el contraataque, nos ponen en ascuas.

No hay duda que la lucha continúa y que debemos estar preparados para los retos del 2008, que no hay que dormirse en los laureles y que falta mucho por conquistar al interior de la mayoría democrática que aún permanece desunida por la desconfianza. Pero todo esto será más fácil si nuestros dirigentes nos dan una señal más clara y concreta de que nuestra victoria merece una celebración incluyente y sin arrogancia, que debemos estar contentos y profesar un optimismo realista, y que a pesar de las dificultades hemos contenido al despotismo y estamos en una mejor posición para avanzar y reconquistar los espacios de poder que perdimos por nuestra propia torpeza, y así seguir procurando nuevas pero difíciles victorias para la democracia frente al totalitarismo estatal. En nuestra necesaria celebración debemos recordar a Churchill cuando dijo después de la victoria frente a Hitler en Stalingrado: "no es el fin; ni siquiera es el comienzo del fin; sino que quizás sea el fin del comienzo".

PS. Los 50 años del 23 de enero son un motivo para celebrar ésta como otra de las victorias de la democracia venezolana

alfredomichelena@gmail.com


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