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¿Cuánto cuesta la cooperación de Venezuela?
por Alfredo Michelena
lunes, 3 septiembre 2007


Recientemente la prensa internacional ha hecho pública las cifras mil millonarias de los ofrecimientos de financiamiento venezolano en el exterior. Se habla de la exorbitante suma de US$ 8.8 millardos que la revolución bolivariana ha prometido en la región, además de que la cifra se cuadruplicaría (US$34 milardos) al incluir el resto del mundo. Por supuesto, sin contabilizar el dinero que fluye en maletines llenos de dólares para fines no declarados.

Los mecanismos de cooperación por medio de los cuales esta inmensa suma destilaría por la región son fundamentalmente, los que tradicionalmente conocemos en el mundo internacional como financiamientos reembolsables y no reembolsables. La diferencia estriba en que la revolución bolivariana ha querido presentar a “sus” mecanismos como liberados de todo interés (“mezquino”), a no ser el bienestar del otro país, del otro pueblo. Para ello el mejor ejemplo es el ALBA ( Alternativa Bolivariana para las Américas). Este mecanismo dice estar basado en la cooperación desinteresada entre países, donde los que tienen aportan ( Venezuela) y los que no (Cuba), reciben. Chávez es el campeón de la caridad internacional, llegando él mismo a compararse con Cristo. En este sentido están los acuerdos energéticos (PetroCaribe) y otros miles de acuerdos bilaterales que firma en sus largos y frecuentes viajes.

Lo que sucede es que en la medida que el mundo comienza a despertar y a tomar una perspectiva diferente para valorar el chavismo internacional, empieza a percatarse de que, como siempre, hay intereses de por medio en las relaciones internacionales.

Progresivamente, desde los países sujetos a la cooperación revolucionaria, voces cada vez más fuertes develan acciones muy “interesadas” del chavismo internacional.

Recientemente se han hecho denuncias en diversos países de América. En Paraguay se hace público un plan de penetración revolucionaria bolivariana para expandir su ideología y ganar adeptos en el país. En Perú tenemos las casas del ALBA y las latas de atún con propaganda política. Además, tenemos la entrega directa de ayuda a comunidades ( EE.UU.) o a gobiernos locales ( Nicaragua, Salvador) para promoción de políticos defensores del chavismo. En República Dominicana un Ministro sin-cartera, acusa a Venezuela de imperialista al poner condiciones políticas para la construcción de una planta de gas licuado. Estos y otros muchos ejemplos, como el fortalecimiento de movimientos contestatarios como los círculos bolivarianos, el Congreso Bolivariano de los Pueblos, la Corriente Continental Bolivariana, etc. (caso mexicano) comienzan a develar que hay intereses muy fuertes en la revolución bolivariana de expandir su influencia y aumentar su ingerencia directa en la política de otros países; además de que, en la mayoría de los casos esto pasa por dar “cooperación financiera” a fuerzas políticas, partidistas o no, que se identifiquen o quieran identificarse con la revolución.

Cuando lo exigido son apoyos internacionales en foros y conferencias, o votos en organizaciones multilaterales no hay problema de aceptar las condiciones de la “cooperación desinteresada”, pero cuando esa cooperación comienza a convertirse en base de apoyo a movimientos políticos y sociales radicales en cada uno de esos países, la situación se comienza a tornar muy incomoda. Por ahora, modestamente se oyen tímidas voces de reacción en varios países, algunos ejemplos de esto son: el retiro de embajadores como fue el caso mexicano y peruano, o gente marchando y gritando “ fuera Venezuela” en Bolivia, o que en el Caribe se hable del “imperialismo venezolano”, o el retraso de la entrada de Venezuela al MERCOSUR por parlamentarios de Brasil y Paraguay, lo que en el caso de Paraguay no es sólo por los insultos recibidos, sino por el apoyo militar a Bolivia y ahora el tema de la denuncia del plan de penetración.

La región comienza a sentirse incomoda con la revolución chavista. Se observa que, cada día hay más países que resienten la ingerencia de la Venezuela revolucionaria en su política interna, en la medida en que comienzan a develarse los verdaderos intereses de la “cooperación” venezolana. Por ahora, muchos países tienen un superávit en sus “cuentas” con Venezuela, pero pudiera ser que pronto esas cuentas tornen a rojo y sean sus democracias las que terminen pagando un alto precio de la cooperación de la revolución bolivariana.

alfredomichelena@gmail.com


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