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¿Lugo y Chávez en la misma olla?
por Alberto Franceschi  
viernes, 29 junio 2012


La caída del presidente paraguayo  ha traído al debate  prácticamente  todos  los problemas de la política internacional y nacional.  Pero se decepcionarán los que quieran ver similitudes entre la crisis paraguaya  y  la que nosotros arrastramos  hace mucho,  porque ni siquiera se parecen en el tipo de expectativas  que despertaron  las  dolencias cancerosas de sus dos figuras emblemáticas.

Se trae a colación lo de Abril de 2002  en Venezuela y lo  cierto es que esos procesos  tienen  un único punto de coincidencia,  independientemente de las características de la trama  y  las motivaciones de sus actores:  se repudiaba  estas  farsas gubernamentales paralegales  del  llamado socialismo del siglo XXl.

El ahora ex presidente Lugo nunca pudo lograr lo que aquí se le facilitó a Chávez, entre  Enero y Diciembre de 1999, desde la Corte Suprema de Justicia, y desde las  Cámaras del  Senado y  Diputados y otras instituciones, particularmente las FFAA,  rendidos y arrodillados ante el poder despótico naciente, con muchos actores  que desde entonces siguen postrados de hinojos ante el dictador.

Las dudas enormes,  recurrentes,  que asalta a toda persona que quiera interpretar  los hechos de la política, vienen dadas  porque al  evaluar  cualquier escenario,  uno  se  topa de  inmediato con la pretensión  de quienes  actúan,  que quieren “filtrar” todo, con un trasfondo ideológico de acuerdo a sus intereses.

Ideología no es solo proponer determinados dogmas, valores  o utopías,   sino además  intentar,  a partir de  una  concepción preconcebida  de  los  hechos,  aspirar moldearlos  y  hasta  intentar  torcerlos  para que rindan los beneficios políticos que se  aspiran.

El  senado  que enjuició y destituyó a  Lugo por mayoría superior  al  95%  de  sus miembros, es el mismo cuerpo que  durante 4 años por lo menos ha retardado el plan de Chávez  de asociarnos  a MERCOSUR.

Podría decirse que gracias a los paraguayos,  fue postergado el  plan de Chávez  de terminar de liquidar lo que quedaba de  industria y agroindustria privada venezolana,  para inmolarla ante los gigantes brasileños.

La presidencia de Lugo terminó  siendo  incompatible,  como venía presagiándose,  con la democracia  conquistada en Paraguay,  donde  tienen  muchas más razones que nosotros para no ser tolerantes con protervos dictadores, ya que les tocó el General Alfredo Stroessner  que se impuso por 35 años, desde 1954 hasta 1989. Y por eso  han repudiado,  hasta  destituirlo,  al  padrote  Lugo,  que quiso  desarrollar  el  autoritarismo presidencial,  desconociendo  la separación y control de los poderes, para mantener  su equilibrio  y  no el servilismo que caracteriza  la institucionalidad venezolana respecto al despotismo presidencial.

La terminología política antojadiza que se emplea en Venezuela,  a partir  de una política exterior  saturada de  ideología oportunista, condenó como “Golpe de Estado”  lo que es una corrección CONSTITUCIONAL,  absolutamente legal  y legítima del  parlamento paraguayo, que sencillamente sacó al compinche de Chávez de  la presidencia.

Esa  sanción,  absolutamente soberana,  se ejecutó en Paraguay motivada por el 10% de lo que Chávez nos ha hecho  aquí,  pero consideremos que a diferencia de ese país, “nuestra”  Asamblea  Nacional no tiene  ni el  1% de la dignidad  y  apego  a  la constitución.

Los  alineamientos diplomáticos comprados  por Chávez  al precio  del saqueo  a nuestro país  y  que se han mostrado en UNASUR para condenar a Paraguay, son acompañados  en  el  colmo del cinismo ideológico por Raúl Castro,  con 53 años en el poder totalitario con su hermano,  a quien vemos condenando “el golpe de estado”  y  bajo su tutela castrista “nuestro” canciller no ahorra epítetos haciendo  caprichosos  paralelismos con lo ocurrido aquí  2002 o lo de Honduras con la sustitución de Zelaya por Micheletti.

Por  nuestra  parte constatemos que están desmantelando esa nueva cara del despotismo latinoamericano, que así se disfrace tiene  la misma naturaleza en todas partes: una operación de estafa político-ideológica  que manipulando procesos electorales, monta en los gobiernos, a nombre del pueblo, a una  casta de corruptos hegemones del poder con pretensiones de eternizarse en él.

Y  es  a  ese desmantelamiento que más  teme el  chavismo, porque aquí llegará, quiérase o no,  la onda de choque de esa pelea  contra esta  verborrea revolucionaria de pacotilla  que pudo sostenerse solamente  con precios petroleros altos.

Ya encontrará Chávez a quien sobornar con los 25.000 barriles de petróleo que le mandaba a su compinche Lugo  y que en un acto de soberbia  le mandó a quitar de un día para otro a esa nación soberana  que cometió como Honduras el pecado de no aceptarle a Chávez  su execrable modelo exportable.

Si  quieren  lleven  la cuenta:  el próximo es Bolivia.

Uno a uno  esos gobiernos  subsidiados con nuestro petróleo, empezando por  el cubano, desnudaran su crisis, cuando el  don regalón  moribundo  ya  no pueda seguir con la rebatiña, porque la fiesta está terminando y vendrá la policía si se ponen muy  impertinentes  los borrachos pendencieros.

franceschi1947@gmail.com

 
 

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