La caída
del presidente paraguayo ha traído al debate
prácticamente todos los problemas de la política
internacional y nacional. Pero se decepcionarán los que
quieran ver similitudes entre la crisis paraguaya y la
que nosotros arrastramos hace mucho, porque ni siquiera
se parecen en el tipo de expectativas que despertaron
las dolencias cancerosas de sus dos figuras
emblemáticas.
Se trae a
colación lo de Abril de 2002 en Venezuela y lo cierto es
que esos procesos tienen un único punto de coincidencia,
independientemente de las características de la trama y
las motivaciones de sus actores: se repudiaba estas
farsas gubernamentales paralegales del llamado
socialismo del siglo XXl.
El ahora ex
presidente Lugo nunca pudo lograr lo que aquí se le
facilitó a Chávez, entre Enero y Diciembre de 1999, desde
la Corte Suprema de Justicia, y desde las Cámaras del
Senado y Diputados y otras instituciones,
particularmente las FFAA, rendidos y arrodillados ante el
poder despótico naciente, con muchos actores que desde
entonces siguen postrados de hinojos ante el dictador.
Las dudas
enormes, recurrentes, que asalta a toda persona que
quiera interpretar los hechos de la política, vienen
dadas porque al evaluar cualquier escenario, uno se
topa de inmediato con la pretensión de quienes actúan,
que quieren “filtrar” todo, con un trasfondo ideológico de
acuerdo a sus intereses.
Ideología
no es solo proponer determinados dogmas, valores o
utopías, sino además intentar, a partir de una
concepción preconcebida de los hechos, aspirar
moldearlos y hasta intentar torcerlos para que rindan
los beneficios políticos que se aspiran.
El senado
que enjuició y destituyó a Lugo por mayoría superior al
95% de sus miembros, es el mismo cuerpo que durante 4
años por lo menos ha retardado el plan de Chávez de
asociarnos a MERCOSUR.
Podría
decirse que gracias a los paraguayos, fue postergado el
plan de Chávez de terminar de liquidar lo que quedaba
de industria y agroindustria privada venezolana, para
inmolarla ante los gigantes brasileños.
La
presidencia de Lugo terminó siendo incompatible, como
venía presagiándose, con la democracia conquistada en
Paraguay, donde tienen muchas más razones que nosotros
para no ser tolerantes con protervos dictadores, ya que
les tocó el General Alfredo Stroessner
que se impuso por 35 años, desde 1954 hasta 1989. Y por
eso han repudiado, hasta destituirlo, al padrote
Lugo, que quiso desarrollar el autoritarismo
presidencial, desconociendo la separación y control de
los poderes, para mantener su equilibrio y no el
servilismo que caracteriza la institucionalidad
venezolana respecto al despotismo presidencial.
La
terminología política antojadiza que se emplea en
Venezuela, a partir de una política exterior saturada
de ideología oportunista, condenó como “Golpe de Estado”
lo que es una corrección CONSTITUCIONAL, absolutamente
legal y legítima del parlamento paraguayo, que
sencillamente sacó al compinche de Chávez de la
presidencia.
Esa
sanción, absolutamente soberana, se ejecutó en Paraguay
motivada por el 10% de lo que Chávez nos ha hecho aquí,
pero consideremos que a diferencia de ese país, “nuestra”
Asamblea Nacional no tiene ni el 1% de la dignidad y
apego a la constitución.
Los
alineamientos diplomáticos comprados por Chávez al
precio del saqueo a nuestro país y que se han mostrado
en UNASUR para condenar a Paraguay, son acompañados en
el colmo del cinismo ideológico por Raúl Castro, con 53
años en el poder totalitario con su hermano, a quien
vemos condenando “el golpe de estado” y bajo su tutela
castrista “nuestro” canciller no ahorra epítetos haciendo
caprichosos paralelismos con lo ocurrido aquí 2002 o lo
de Honduras con la sustitución de Zelaya por Micheletti.
Por
nuestra parte constatemos que están desmantelando esa
nueva cara del despotismo latinoamericano, que así se
disfrace tiene la misma naturaleza en todas partes: una
operación de estafa político-ideológica que manipulando
procesos electorales, monta en los gobiernos, a nombre del
pueblo, a una casta de corruptos hegemones del poder con
pretensiones de eternizarse en él.
Y es a
ese desmantelamiento que más teme el chavismo, porque
aquí llegará, quiérase o no, la onda de choque de esa
pelea contra esta verborrea revolucionaria de pacotilla
que pudo sostenerse solamente con precios petroleros
altos.
Ya
encontrará Chávez a quien sobornar con los 25.000 barriles
de petróleo que le mandaba a su compinche Lugo y que en
un acto de soberbia le mandó a quitar de un día para otro
a esa nación soberana que cometió como Honduras el pecado
de no aceptarle a Chávez su execrable modelo exportable.
Si quieren
lleven la cuenta: el próximo es Bolivia.
Uno a uno
esos gobiernos subsidiados con nuestro petróleo,
empezando por el cubano, desnudaran su crisis, cuando el
don regalón moribundo ya no pueda seguir con la
rebatiña, porque la fiesta está terminando y vendrá la
policía si se ponen muy impertinentes los borrachos
pendencieros.
franceschi1947@gmail.com