Ha quedado
demostrado por la simple experiencia histórica, en la
economía, que muchas veces el mal de unos es el bien de
otros, que no se progresa linealmente en todos los
sectores económico-sociales y menos aun armoniosamente
entre todas las naciones.
Se ha
abierto paso con gran fuerza el argumento, sobre todo en
USA, que la inequidad impositiva y la distribución
desigual del ingreso genera recesión y pobreza general,
por cuanto, cuando atosigan de impuestos a los sectores
medios y se genera desempleo entre los asalariados,
mientras disminuyen la carga impositiva equilibrante a
los del sector más rico, se termina por realimentar el
retroceso.
Y esto
ocurre, argumentan, a partir de exponenciarse un fenómeno
sencillo: al subir impuestos se liquidan los ahorros y
disminuye la pequeña inversión que motoriza demasiadas
actividades complementarias y el consumo, amén de
constatar que cuando baja el consumo de la inmensa
mayoría, por carencia de ingreso, eso termina
contrayendo la demanda de empleo. Y esto nunca es
compensado por un mayor gasto del sector más rico, que por
definición es ultra minoritario y consume muy poco, visto
de conjunto.
No deben
perderse muchos empleos si los ricos consumen menos
caviar, lo grave por ejemplo en Venezuela, es que los
pobres no puedan comprar cemento o bloques o cárnicos.
De manera
que el viejo argumento que reza que disminuirle
impuestos a los más poderosos genera empleos, porque y
que invierten más, ha resultado absolutamente incierto.
La burbuja
que estalló en USA en 2007-2008 y que ahora está
reventando en España y en la zona Euro, tiene su
explicación precisamente en el hecho que habiendo abatido
el ahorro de la grandes mayorías y consecuencialmente su
nivel de consumo, se buscaron sustitutos a las
utilidades naturales y acumulación de capital, migrando
desde el proceso productivo hacia cada vez más extensos y
viciosos mecanismos de especulación.
Se
inflaron así, deliberadamente, el valor nominal de los
haberes físicos o de los intangibles, y luego por la
vía bursátil y del mercado de deudas, cada vez mas
envilecido, por las sucesivas evaluaciones degradadas
y su consecuente pérdida de calidad bursátil, se
generó una inflación mortal de esas deudas contra los
acreedores, a quienes llevaron, por decenas de millones,
a la quiebra al desempleo o mínimo a una pérdida
sustancial de patrimonio privado y de ingresos, que reduce
la recaudación de impuestos y a su vez dispara el déficit
público.
El circulo
vicioso de bancos que arruinando a sus propios clientes
hipotecarios pasan a convertirse en la victima de su
propia crisis sistémica, emprenden otro circulo
vicioso, donde vemos a “los bancos rescatando al
Estado” enjugando y aumentando vertiginosamente el
déficit y luego al “Estado rescatando los bancos”
caídos en rojo, tras sus aventuras y haberes devaluados.
Ahora bien
frente a esas burbujas de encarecimiento especulativo
del valor de propiedades, que arrastran a los bancos y
financieras, con activos sobrevaluados, a insolvencias y
que al derrumbarse los expone a la quiebra o a su
sustituto simulado a través de las fusiones y absorciones,
de los peces chicos por los grandes, vamos a encontrar el
remedio en una artificiosa distribución de ingreso,
forzada a través del déficit público y endeudamiento
Estatal, que es sustentable si representas un Estado
poderoso y “demasiado grande para quebrar” como USA o
el actual caso español que de colapsar se llevaría en los
cachos el Euro, o con un posicionamiento muy sólido por
ejemplo en la venta de energía como es el caso del Estado
venezolano.
El
problema se presenta cuando lo que dá solidez a ese
Estado se derrumba, como ha empezado a ocurrir
con nosotros con los precios petroleros, que caen en la
medida en que se contrae la economía mundial y al surgir
nuevos proveedores.
Pero si
además de lo anterior ocurre un despilfarro continuado
de recursos públicos, a partir de prácticas demagógicas y
hasta obscenas como es el caso del precio de la gasolina
en Venezuela (1 dólar por un tanque de 60 litros, es
decir 50 veces menor que en USA o UE ) o el subsidio a la
alimentación de un tercio de la población, pagándole por
lo menos la mitad de su factura de alimentos a cada
familia, por muy loable que esto resulte para los fines
humanitarios, termina generando una escases continuada
y una inflación en alza de lo que llega al mercado, a unos
costos que están muy por encima de los beneficios que
rinden los subsidios de algunos alimentos de consumo
masivo. Pan para hoy hambre para mañana.
El secreto
para mantener a flote, e incluso lograr un crecimiento
bastardo, pero crecimiento al fin, de la economía vudú de
Chávez-Giordani, no radica solo en la solides del ingreso
de divisas, sino la repartidera de real entre y sobre todo
una nueva clase media roja rojita, amamantada en estos 14
años, que consume masivamente al lado de lo que queda de
la vieja, que sobrevive gracias a su mimetismo con
las fórmulas de sobrevivencia, que han cobrado un muy
vigoroso impulso con el “cuanto hay pa´ eso”,
las coimas, los nexos para convertirse en proveedor
de algo al gobierno, el amparo de las misiones etc.
La
oposición escogió la fórmula de querer derrotar al
gobierno en su propio terreno del lenguaje y la oferta
clientelar, cuando quizá lo único que puede sacarles de
cuajo del poder son los argumentos políticos, que
demuestren como están destruyendo TODO y como la nación
se va al demonio con el continuismo chavista.
Así,
poniendo en tres y dos a esa mayoría conformista y
gradualista, puede obtenerse la ruptura de esta espesa
abulia de influencias mediáticas y apartarlos de los
dilemas de la menor resistencia, que serian por los
seguramente se opte, de mantenerse la batalla en los
términos actuales.
El gran
problema es que dada la oferta del gobierno que tiene
mayor credibilidad en lo del reparto, porque sigue
siendo al propio tiempo lo de mayor cualidad conformista,
al capitalizar el reflejo conservador, este trabajará
en prioridad al servicio del chavismo y no en favor de
la oposición.
El chavismo
terminó siendo sólido políticamente mientras duren los
altos precios petroleros y el mimetismo político de la
oposición, que aspira apenas a realizar mejor la
repartidera, empezando por querer compensar a sus propias
clientelas y en esos términos la pelea con el chavismo es
cuesta arriba.
Se nos ha
dicho que ha quedado demostrado el gran acierto que
pueden significar las prédicas dulces, que ya llenan
grandes avenidas de clase media y pueblo entusiasta, eso
es correcto.
Pero eso
tiene un techo, la ideología de las banderas clientelares
ya tienen con las misiones un fuerte piso del lado
gubernamental. Nótese que el chavismo, sin abandonar la
repartidera pone el acento en la batalla política frontal.
Se nos dirá
que no hay que dejarse llevar a ese terreno que favorece
a Chávez que nuestra ventaja está en el apaciguamiento.
Muy bien lo averiguaremos el 8 de Octubre. Deseo que no
se equivoquen, aunque igual se iniciará otra cuenta
política. Si estas opciones actuales de la oposición no
ganan teniendo TODO a favor, entonces me imagino que
sobrevendrán otros enfoques.
franceschi1947@gmail.com