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La guerra que Chávez ya perdió
por Alberto Franceschi  
domingo, 2 agosto 2009


La Guerra que Chávez ya perdió, antes de arrancar, está en el horizonte de sucesos que este irresponsable prevé en sus más delirantes trastadas de juego estratégico geopolítico, pero que en realidad tiene por objetivo inmediato pasar a una fase abiertamente militarizada de su revolución de pacotilla.

En efecto, si se le ocurriera desatar contra Colombia sus aprestos de guerra, en menos de 72 horas estaría fuera del poder, amarrado y hecho preso por quienes incluso andan ahora de corifeos uniformados.

Sus cálculos son distintos y quizá en realidad lo único que busca es armar tal alharaca para que el clima prebélico le permita su ansiada eliminación de los restos de gobierno descentralizado en Zulia y Táchira - la llamada media luna- además de triturar lo que queda de medios de comunicación desafectos a la peste gobernante.

Esa miserable aspiración de poder absoluto nos cuesta ya centenares de miles de empleos en todo el país, empezando por los coletazos de hambre general que generará en el Estado Táchira, ahora congelándose de acuerdo al último de sus disparates en la cuarta crisis de las relaciones comerciales con Colombia, de la que vive ese estado y otros millones de venezolanos.

Si en verdad en su delirio este sujeto lanza las FFAA a la confrontación fronteriza, podemos estar seguros que ese sería el suicidio más esperado, por cuanto abre simultáneamente varias cajas de pandora y desata las siete plagas de Egipto, en solo días, contra sus rojos rojitos.

Creemos firmemente que se daría el escenario mas paradójico de conflicto alguno, donde nueve de cada diez venezolanos estaríamos por la derrota de nuestro propio ejército, atrincherados en la verdad elemental que ello provocaría el estallido de la cúpula de focas aplaudidoras, especialistas en el ronquido militarista, pero absolutamente ineptos para frenar la mortífera contraofensiva colombiana.

Si Chávez cree que puede, con sus rojos armados, competir y ganarle a un verdadero ejército profesional como el colombiano y ahora estrenando bases yanquis, está haciendo el peor de los cálculos y eso, que lo sabemos millones y 10 de cada 10 generales, debe conocerlo él mismo por vía de los escasos asesores con un gramo de cerebro.

A lo que temo es a su acariciado cálculo, que desatando los demonios del patrioterismo entre sus huestes pretenda justificar estrictamente puertas adentro una nueva etapa de su régimen de cínicos, que solo imaginan una depredación nacional, aún mayor para su clientela de malvivientes, suprimiendo los escasos resquicios democráticos que aún quedan en el funcionamiento de la sociedad venezolana.

Ponderando sin embargo las probabilidades de lo que pueda advenir, luego que los Sukois arranquen para no sé donde, de lo que si ya podemos estar seguros es que ninguno regresa, porque serían o destruidos en vuelo, o por deserción de sus pilotos.

La tentación colombiana de llegar a Los Teques en 48 horas, será desaconsejada a Uribe, por cuanto los objetivos de entenderse con un nuevo gobierno venezolano amigo y aliado en la lucha común contra el narcoterrorismo, pueden lograrla sin ni siquiera cogernos un metro de territorio, por cuanto bastaría que solo gruñeran, para ver chorreados al generalato chavista y dispuestos a sacrificar al mandamás. Ese sería, por supuesto, el inicio del derrumbe de esta carajada de jugarreta que nos reservó la historia, dada la redomada estupidez de los venezolanos de elegir y soportar como gobernantes a quien reparta más real gratis y despilfarre mas.

Si de las amenazas se llegare a pasar a los hechos, la reconstrucción a fondo de las FFAA sería la consecuencia lógica inicial, al perderse esa maldita guerra. Y dependiendo del nivel de responsabilidades en una etapa desgraciada de nuestra nación humillada, luego de un conflicto bélico resultante de esa línea de disparates, se justificaría entonces pensar seriamente hasta en la simple eliminación de las FFAA.

Total, su desnaturalización es de tal nivel que ya se justifica esa medida, dada la gangrena partidista impuesta por Chávez. Y no crean que esté exagerando. Una nación llevada a un conflicto absurdo, por una pésima conducción político-militar, puede terminar con los represores y dictadores más pintados.

Conozco de memoria, porque lo viví intensamente, lo que fue la Guerra de Malvinas y como ese otrora omnipotente ejército argentino de masacradores, terminó reducido al 10% de sus efectivos y sin poder ni siquiera desfilar por muchos años, por miedo a ser apedreados. Así que cojan mínimo.

franceschi1947@gmail.com

 
 

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