La Guerra que Chávez ya
perdió, antes de arrancar, está en el horizonte de sucesos
que este irresponsable prevé en sus más delirantes
trastadas de juego estratégico geopolítico, pero que en
realidad tiene por objetivo inmediato pasar a una fase
abiertamente militarizada de su revolución de pacotilla.
En efecto, si se le ocurriera desatar contra Colombia sus
aprestos de guerra, en menos de 72 horas estaría fuera del
poder, amarrado y hecho preso por quienes incluso andan
ahora de corifeos uniformados.
Sus cálculos son distintos y quizá en realidad lo único
que busca es armar tal alharaca para que el clima
prebélico le permita su ansiada eliminación de los restos
de gobierno descentralizado en Zulia y Táchira - la
llamada media luna- además de triturar lo que queda de
medios de comunicación desafectos a la peste gobernante.
Esa miserable aspiración de poder absoluto nos cuesta ya
centenares de miles de empleos en todo el país, empezando
por los coletazos de hambre general que generará en el
Estado Táchira, ahora congelándose de acuerdo al último de
sus disparates en la cuarta crisis de las relaciones
comerciales con Colombia, de la que vive ese estado y
otros millones de venezolanos.
Si en verdad en su delirio
este sujeto lanza las FFAA a la confrontación fronteriza,
podemos estar seguros que ese sería el suicidio más
esperado, por cuanto abre simultáneamente varias cajas de
pandora y desata las siete plagas de Egipto, en solo días,
contra sus rojos rojitos.
Creemos firmemente que se daría el escenario mas
paradójico de conflicto alguno, donde nueve de cada diez
venezolanos estaríamos por la derrota de nuestro propio
ejército, atrincherados en la verdad elemental que ello
provocaría el estallido de la cúpula de focas
aplaudidoras, especialistas en el ronquido militarista,
pero absolutamente ineptos para frenar la mortífera
contraofensiva colombiana.
Si Chávez cree que puede, con sus rojos armados, competir
y ganarle a un verdadero ejército profesional como el
colombiano y ahora estrenando bases yanquis, está haciendo
el peor de los cálculos y eso, que lo sabemos millones y
10 de cada 10 generales, debe conocerlo él mismo por vía
de los escasos asesores con un gramo de cerebro.
A lo que temo es a su acariciado cálculo, que desatando
los demonios del patrioterismo entre sus huestes pretenda
justificar estrictamente puertas adentro una nueva etapa
de su régimen de cínicos, que solo imaginan una
depredación nacional, aún mayor para su clientela de
malvivientes, suprimiendo los escasos resquicios
democráticos que aún quedan en el funcionamiento de la
sociedad venezolana.
Ponderando sin embargo las probabilidades de lo que pueda
advenir, luego que los Sukois arranquen para no sé donde,
de lo que si ya podemos estar seguros es que ninguno
regresa, porque serían o destruidos en vuelo, o por
deserción de sus pilotos.
La tentación colombiana de llegar a Los Teques en 48
horas, será desaconsejada a Uribe, por cuanto los
objetivos de entenderse con un nuevo gobierno venezolano
amigo y aliado en la lucha común contra el
narcoterrorismo, pueden lograrla sin ni siquiera cogernos
un metro de territorio, por cuanto bastaría que solo
gruñeran, para ver chorreados al generalato chavista y
dispuestos a sacrificar al mandamás. Ese sería, por
supuesto, el inicio del derrumbe de esta carajada de
jugarreta que nos reservó la historia, dada la redomada
estupidez de los venezolanos de elegir y soportar como
gobernantes a quien reparta más real gratis y despilfarre
mas.
Si de las amenazas se llegare a pasar a los hechos, la
reconstrucción a fondo de las FFAA sería la consecuencia
lógica inicial, al perderse esa maldita guerra. Y
dependiendo del nivel de responsabilidades en una etapa
desgraciada de nuestra nación humillada, luego de un
conflicto bélico resultante de esa línea de disparates, se
justificaría entonces pensar seriamente hasta en la simple
eliminación de las FFAA.
Total, su desnaturalización es de tal nivel que ya se
justifica esa medida, dada la gangrena partidista impuesta
por Chávez. Y no crean que esté exagerando. Una nación
llevada a un conflicto absurdo, por una pésima conducción
político-militar, puede terminar con los represores y
dictadores más pintados.
Conozco de memoria, porque lo
viví intensamente, lo que fue la Guerra de Malvinas y como
ese otrora omnipotente ejército argentino de masacradores,
terminó reducido al 10% de sus efectivos y sin poder ni
siquiera desfilar por muchos años, por miedo a ser
apedreados. Así que cojan mínimo.
franceschi1947@gmail.com