Muchos
amigos se extrañan de la pérdida de asiduidad en mis
artículos y los maledicientes hasta cultivan con fruición
peregrinas hipótesis sobre desapariciones,
hospitalizaciones, cansancios, etc, sin atinar a adivinar
que sencillamente es tiempo de cosechar papas, a donde me
enviaron en 2001 los electores de Baruta, INDRA y el
ostracismo mediático, al que fui arrumado por verbo
inconveniente a los que han usufructuado estos 10 años de
cohabitación nadando en billetes.
Vendo mis papas a 1150 Bs. el Kilo a Fritolai y a 1500
para los mercados mayoristas, después las veo en los
supermercados hasta en 6500…se realizan las maravillas de
la economía vudú chavista, con lo angosto del embudo para
los productores, que somos una raza en extinción.
No ando en plan de caerles encima a los miles de ilusos
que creen poder afectar al chavismo, ganándole unas
alcaldías y gobernaciones, con las que aspiran agregar
unas piedras mas al largo camino de la cohabitación, hasta
convencer a Chávez que no sea tan maluco y les dé "manque
sea" unas migajitas.
Solo reclamo mi derecho a no creer que exista otro camino
que el de la insurrección civil, para obligar a salir, de
este presente de pesadilla, a este esperpento gobernante.
Pero también reconozco que tal planteamiento de
insubordinación general tiene el pequeño inconveniente,
que por inclinación natural la gente lo arriesga como
último recurso imaginable y, aunque cueste creerlo, sólo
es asumido cuando el reflejo de sobre vivencia y
conservación social, nos empuja al acto heroico masivo,
como lo fue el 11 de abril de 2001, infelizmente embaucado
por los genios del
arrebatón imbecil del poder, para no hallar que hacer con
el.
Nada es más sencillo que explicar esta lenta agonía del
régimen a cuyo entierro en cámara lenta acompañan sus
dolientes de la oposición tolerada y estimulada a
participar como segundones del reparto del botín
petrolero, que disimula el derrumbe de PDVSA en medio de
altísimos precios de la producción menguada.
Por razones poderosas que resumiré, no hay a la vista
insurrección civil y su obligada acompañante, la asonada
militar oportunista, para salvar pellejos a última hora y
obtener salvoconductos ante el nuevo régimen que advenga y
que deberá negociar su fase crítica inicial con los
poderes fácticos.
La razón para este despeje del ambiente que nos
encallejona hacia el calendario electorero de la
cohabitación, empantanando todo el debate en las
demagogias candidaturales, de los salvadores de la patria
de ambos lados, no es otra que la aparatosa bajada de
decibeles de la iracundia presidencial, que agarró mínimo
con el riesgo real de conflicto con Colombia, ante quienes
se chorreó y por el pánico que le produjo los sacudones
inflacionarios y los traumas del mercado,
sobrevenidos por las interferencias del locaje estatista,
que ha logrado el milagro al revés de producir
desbarajustes en medio de la mayor abundancia de recursos
del estado para resolverlos, en lugar de complicarlos mas
como ha sido el caso hasta hoy.
Hay demasiado real en la calle y la clase media anda
buchona en Miami con su "ta´ barato dame dos" con dólares
subsidiados en un 200% por el erario nacional, que
pagaremos caros mas adelante.
El verbo contra los yanquis subirá de tono, como cortina
de humo predilecta para seguir en esta fanfarria de
piratas, queriendo ocultar con ella su descomunal
ineficiencia y corrupción pestilente que arruina
aceleradamente el país.
Desde mi siembra de papas, les comunico a mis amigos y
lectores solidarios, que muy lejos de haber perdido la
fundada esperanza de un pronto final de esta piltrafa de
régimen, mi relativa ausencia solo quiere no encender mas
el candelorio de las divergencias con los electoreros, que
son hegemónicos en nuestra oposición y que lamento admitir
que si son mayoría, porque mayoría son también los de
sentimientos apaciguados de la población por el circulante
abundante…ya vendrán otros meses, con el estallido de la
burbuja de crecimiento económico de consumo subsidiado,
que pronostico será de efectos demoledores y hedores muy
pestilentes.
Pienso, y actuaré en consecuencia, que solo valdrá la pena
tratar salir del ostracismo, cuando pueda impulsar, contra
estos pequeños truhanes, en plan de déspotas de pacotilla,
un gobierno de facto que podrá ahorrarnos demasiadas
calamidades y enrumbar de nuevo este país, que caerá en
coma cualquier día de estos.
Anticipo a mis críticos, que no soy un conjurado, porque
no hago el papel de pendejo reuniéndome con agentes de
Chávez que promueven 9 de cada 10 conspiraciones para
agarrar bolsas.
Como le gustaba decir a Chávez citando el Eclesiastés:
TODO BAJO EL SOL TIENE SU HORA.