Ya
el problema no es sólo Chávez, es la permanencia de su
herencia, y si el país mantiene estas inercias y no se
rompe profundamente con estos modelos de despilfarro y
estatismo, sólo cohabitaríamos con la barbarie instalada,
ahora con sabaneitor y en los próximos años con sus
sucesores también demagogos.
Solo a una nación de suicidas se le puede ocurrir elegir a
Chávez y luego de 10 años de desmadres, querer sustituirlo
por quienes mantendrían su legado de prostitución general
del Estado y sus controles sociales, además de un modelo
económico generador automático de miseria, exclusión
social y corrupción estructural en todo el edifico social.
El dilema no es como se ha querido hacer ver, desde
ángulos oportunistas de la oposición, entre bastardía y
violencia desde el régimen, al cual se contrapone la
oferta de reconciliación y paz, desde las alternativas de
nuestro bando.
Esa disyuntiva pareciera ser verdadera, pero es solo
ilusoria, como para manejos de ventajillas de matrices de
opinión mediática.
Creemos que los verdaderos dilemas radican en verdad,
sobre que tipo de superación de esta pesadilla
propiciamos, desde las distintas ópticas, sobre nuestro
destino inmediato, y queda claro que unos postulan un
tránsito gradual (incluyendo al chavismo) hacia las viejas
fórmulas clientelistas y estatistas, con mas o menos mayor
demagogia democratista, y otros estamos convencidos que la
fulana “reconciliación y diálogo” solo esconde un acuerdo
de parásitos, para sobrellevar un modelo de país, de
probado fracaso, durante la agonía del anterior régimen y
con la archiconocida barbarie del actual, que solo agregó
cien nuevos males a nuestros fracasos, sin conservar los
escasos puntos de apoyo, de fortalezas de evolución
institucional, que habíamos logrado tras un penoso siglo
de ensayos y errores.
Nuestro drama social seguirá discurriendo, hacia abismos
cada vez mas profundos, en la decadencia que nos corroe el
alma nacional y que dilapida nuestras reiteradas
oportunidades para las rectificaciones, mientras no
resolvamos dar un viraje de 180 grados, en la conducción
de los destinos del país, para lo cual es indispensable,
no solo expulsar a estos bicharracos improvisados,
piratas, abusadores y ladrones, del copamiento
institucional que ejercen, sino provocar, con un nuevo
régimen, en todo y por todo diferente al actual, que se
lance a fondo en una orientación de salvación nacional,
buscando una verdadera reconstrucción del tejido social,
bajo la dictadura de la ley y el orden, un régimen de
libertades reales y que convierta este conglomerado
nacional, ahora amorfo y sin destino cierto, en una
sociedad de propietarios, superando así este remedo de
nación, hundida bajo el peso de los sectores que se
acostumbraron a la mendicidad colectiva de un Estado, que
se supone riquísimo, hundiéndonos en la desarticulación
social.
No podemos esperar, como nos proponen nuestros
gradualistas, hasta el 2013, porque entonces los males
serian mucho mayores y los correctivos aun mas drásticos.
Por cualquier vía que se rescate la nación, de esta loca
carrera hacia el abismo, dada la demencia política de su
conductor circunstancial y deslegitimado, no puede
volverse una y otra vez al temita propuesto por los
cohabitadores, quienes insisten reconciliaciones. En la
única cosa coherente que daré razón al ex fiscal Isaías
Rodríguez, es que para reconciliar antes deberíamos
conciliar y conciliar con Chávez es entregársele y les
deseo suerte a los cultures cada vez mas pueriles de esa
tesis.
La verdadera “reconciliación nacional” solo puede ser
provocada por una sensación general, producida por un
cambio real, que experimenten los ciudadanos en sus
comunidades, al percibir que comenzó a establecerse el
imperio de la ley, que efectivamente todos somos iguales
ante ella y que los dineros públicos son invertidos en el
bienestar general y no distraídos a hacia los caudales
personales de una casta de burócratas indolentes,
enriquecidos por prevaricación.
Para no quedarnos sólo en un simple marco conceptual, que
pudiera ser señalado como abstracto, enunciemos algunos de
nuestros graves problemas nacionales y el enfoque que
considero debería reunirnos en su solución.
Les apuesto lo que sea, que es allí donde radican las
verdaderas diferencias antagónicas con el chavismo y de
sustanciales contrastes con factores ponderados como
opciones mediáticas de primera línea del colaboracionismo
opositor.
1) Para disminuir drásticamente LA DELINCUENCIA.
Si los delitos y delincuentes se multiplicaron por 10,
bajo el chavismo, las soluciones de emergencia, para
enfrentar el desborde del delito y de la impunidad masiva,
implica multiplicar también por 10 las plazas de los
centros penitenciaros, multiplicar por 10 los policías de
investigación criminal, por 10 los fiscales y jueces, por
10 las exigencias sobre su calidad, competencia
profesional e idoneidad, por 10 los mecanismos de control
legal implacable, para evitar la venta de sentencias, los
atropellos contra los presos, etc.
Hay que imponer, para reincidentes en el delito, casi la
inversión de la prueba, que presume su culpabilidad
mientras no demuestren inocencia
Admito que esto debe ser transitorio, pero es que nada
efectivo contra el desborde del malandraje puede hacerse,
mientras no se castigue severamente a todo delincuente que
tenga tres o cuatro entradas a la cárcel y siga
reincidiendo.
Esa guachafita deberá superarse al implementarse un
régimen que genere automáticamente penas de larga
duración, para delitos reiterados.
Un violador por ejemplo que es castigado con seis u ocho
años de cárcel si vuelve al estupro se le condena a diez y
seis.
Estoy proponiendo suspender el COPP indefinidamente, o por
lo menos hasta que no cambie drásticamente nuestra
situación de vulnerabilidad ante el delito.
Para un contexto de emergencia social y nacional, con
visos nigerianos ugandés o kenianos, no podemos tener una
legislación noruega, que aspire contenerla.
Ya se que la critica fundamental que pueda hacerse a esta
postura, es que deja a los ciudadanos en indefensión
absoluta frente al atropello policial. Bueno, entonces
pensemos y que se ejecute una legislación, también de
emergencia, para penalizar los atropellos policiales con
duras penas de cárcel y pérdida de derechos.
Frente al flagelo nacional de la corrupción
administrativa, propongo hacer efectivo el único artículo
por el cual voté a viva voz en la Constituyente del 99,
que consagra como imprescriptibles los delitos de
prevaricación, malversación, peculado y todos sus
sinónimos, de dineros públicos.
En una palabra: Chávez, sus ministros y centenares de sus
altos funcionarios de este régimen hipercorrupto, en
especial los de PDVSA, y las mayoría de los gobernadores y
Alcaldes, deberán ir presos, mínimo para responder por
malversación de decenas de miles de millones de dólares.
La guachafita de seguir robando impunemente los dineros
públicos, debe terminar alguna vez y solo un drástico
corte de cuentas con este flagelo, nos puede permitirnos
sanear el Estado.
Deberá ser una operación de varios años, con estricto
apego a la legalidad y en particular al debido proceso
pero de gran profundidad como la cruzada MANI PULITE de
Italia, que con jueces y fiscales “sin rostro” se llevó
por delante al grueso de la vieja clase política
delincuente.
Aplicando la ley taxativamente y entrompando las mafias
judiciales partidizadas, comenzando por el Tribunal
Supremo, es por donde arranca la gran batalla contra el
peculado... Es casi obvio que la operación de limpieza
profunda, deberá también cubrir el poder electoral
fraudulento, la contraloría inútil y la fiscalía
manipulada
100 % por el ejecutivo chavista.
2) Garantizar LA SEGURIDAD JURIDICA, la propiedad y un
desenvolvimiento económico sano y fuerte.
El verdadero respeto a la propiedad privada personal,
familiar, de empresas y cualquier tipo de personas
jurídicas, inversiones nacionales y extranjeras, comienza
cuando el Estado se convierte en el gran promotor de la
tesis de convertir a Venezuela en un país de propietarios.
No se trata solamente de hacer respetar por todos los
medios posibles, incluyendo la violencia institucional,
para garantizar los derechos de propiedad de cada
venezolano o extranjero, sino que es necesario crear un
clima de confianza tal que, en si mismo, ello redunde en
una palanca de seguridad general.
El Estado debe dejar atrás la manía clientelista y
estatista de ser propietario de tierras, por ejemplo. 14 ò
15 millones de hectáreas deben ser vendidos a precios
razonables y pagaderos en 20 años, a todos los pisatarios
de tierras del IAN-INTI.
Todas esas formas retrógradas de propiedad precaria, deben
dejar el espacio a la propiedad privada pura y simple, de
las tierras que deben dejar de ser públicas, para provocar
sobre ellas una impresionante inversión privada, de
quienes las harán por primera vez heredables.
Demasiadas fuentes de corrupción, generadoras de inflación
estructural, escasez, controles, acaparamientos, bajos
salarios y carestía de vida, competencia desleal del
Estado al subsidiar masivamente, tráfico de licencias de
importación, contrabando de ingreso ilegal y de
extracción, impuestos abusivos, terrorismo fiscal, y un
largo etc, tienen que ver con el absurdo de mantener un
control político sobre la taza de cambio de la moneda y la
persecución de la convertibilidad libre de las divisas
fuertes.
El único cambio que automáticamente corregiría cientos de
males y deformaciones, es instaurar la mas absoluta
libertad cambiaria, con la única excepción del control de
los capitales golondrinas especulativos, pero incluso en
este aspecto parcial, habría que buscar una sanción del
propio mercado, para evitar la discrecionalidad estatal.
Venezuela debe asumir la dolarización real de su economía
con todo lo que ello implique, en el entendido que las
escasas facturas que nos toque pagar en términos de
soberanía judicial, por ejemplo, sean compensadas por una
afluencia vertiginosa de capitales extranjeros de
inversión directa e indirecta, de largo plazo y provocar
el retorno al país, con plenas garantías también, para los
capitales venezolanos depositados en el exterior.
Quizá sea necesario innovar en esta materia, hasta el
límite, que para dar plenas garantías a la inversión, de
retorno de capitales venezolanos y para la inversión
extranjera, se constituya con una parte importante de
nuestras reservas internacionales, fondos de garantías,
depositados en las mayores plazas financieras del mundo y
aceptando la República dirimir eventuales conflictos de
intereses, ante los tribunales de esas ciudades.
La endemia inflacionaria solo la corregirá una fuerte
oferta de bienes, producidas localmente, o importados con
absoluta libertad cambiaria y reduciendo al mínimo la
permisología.
La monstruosidad generada por el chavismo, con su vudú
cambiario, en todos estos años, terminó por colocarnos
bajo los cimientos mismos de la nación, poderosas bombas,
que estallarán en cualquier momento, con efectos mínimos
comparables a la hecatombe del viernes negro de 1983.
Pero si se saca a la piratería roja de la conducción del
Estado, existen sobradas razones para ser optimistas, si
por supuesto se abandona la pesada herencia populista.
Por ejemplo: convertir a Venezuela en una economía
productora de energéticos, con seguridad puede generar la
fuente de equilibrios sociales y nuestra acumulación de
riqueza nacional, para el desarrollo en gran escala.
En lugar de una veintena de taladros, perforando nuevos
pozos, deberían estar operando 200, y los planes de
expansión de PDVSA deberían colocarnos en capacidad de
producir de 10 a 15 millones de barriles, de refinados y
gas, para antes de una década.
En lugar de seguir con la estupidez de echarle culpas al
petróleo, sobre nuestras taras sociológicas, deberíamos
poner a funcionar una verdadera economía petrolera, con
producción masiva de insumos y equipos para esta
industria, mientras pueda seguir dándonos ventajas
comparativas enormes.
Bendito sea el petróleo de Texas, Alaska, Mar del norte,
Canadá y de las plataformas del Golfo de México, por
cuanto podemos seguir produciendo a la cuarta parte de sus
costos y beneficiarnos de la rentabilidad superlativa de
nuestros recursos energéticos.
El tonto sabaneitor inventó, que reduciendo nuestro
potencial ayudábamos al aumento de precios y mientras los
otros países de la OPEP modernizaron sus instalaciones y
potenciaron sus capacidades, nuestra PDVSA, se vino abajo
y seguro ya arrastra a sus maldiciones a las productoras
extranjeras de la faja, que nacionalizó, reventando todo
el esquema de grandes inversiones de alto riesgo y
tecnología que eran necesarias para multiplicar nuestra
producción, con lo que logró ni siquiera sostener nuestros
volúmenes de exportaciones.
La meta de ser el gran surtidor en el continente y mas
allá, de energía de petróleo y gas, de petroquímica pesada
y de metales procesados con alto consumo de energía
hidroeléctrica, que podemos producir en cuatro o cinco
veces la capacidad actual, podrían, mas la reconstrucción
y ampliación de la red vial, que está en escombros,
convertir esos sectores en la locomotora del re-despegue
industrial.
,
Si sumamos a esto la construcción masiva de viviendas
hasta resolver el déficit de dos millones de unidades, con
grandes incentivos crediticios al sector privado, para que
asuma el reto de solucionarle al país en tiempo record ese
grave flagelo social, estaríamos en franco proceso de
economía productiva, de elevación del nivel de vida y
revirtiendo la curva del retroceso hacia el desarrollo.
Existen otros muchos temas en los cuales un reenfoque de
emergencia haría viable un drástico cambio de rumbo
positivo, que nos saque de esta pesadilla.
La clave fundamental se encuentra sin embargo en como se
rediseñe el Estado y permítaseme unas líneas finales,
sobre este tema crucial, aunque lleve unas palabras mas.
Hay que descentralizar hasta que duela, hasta llegar a las
comunidades y multiplicar los controles para un gasto
público ordenado, sin despilfarros ni corruptelas.
Al profundizar el proceso de descentralización, para
volver a la senda abandonada y destruida desde 1999,
abriríamos las puertas a la inserción estratégica de
nuestras regiones y ciudades, en el proceso irreversible
de globalización económica, que nos depararía enormes
ventajas por nuestro clima, nuestras tierras y recursos
hídricos y la enorme capacidad como emprendedores de
nuestros ciudadanos.
Este tipo de ideas y reflexiones, que me imagino son
comunes a muchos de nuestros lectores y que consideramos
ejes programáticos, para una superación rápida de la
crisis profunda en que nos metió la agonía de la Cuarta y
sobre todo el chavismo, no pueden llevarse a efecto con el
régimen que se hereda de Chávez, que solo terminó de
podrir el régimen de la cuarta ya en plena descomposición.
Es por eso que me veo en la necesidad de poner en alerta a
nuestros intelectuales y pensadores, a nuestros políticos
formados sin compromisos con demagogias y oportunismos, a
que pensemos juntos como salir de este atolladero, del que
difícilmente emerjamos con las ofertas de liderazgos
conocidos.
Estoy convencido que un gran liderazgo está por
descubrirse o replanteársele al país. Aquí hay capacidad
profesional para constituir 100 gabinetes ministeriales,
100 veces mejores a los de Chávez.
Los estadistas que sean capaces de dar pruebas sobre el
desideratum que requerimos un gran viraje nacional, para
salir del atraso y del estiércol de la demagogia
empobrecedora y ridícula, deben empezara dar un paso al
frente.
El chavismo empieza a derrumbarse y si colapsa más o menos
pronto, debemos idear y proponerle al país las
alternativas que se tienen para salir de estos
bicharracos, que nos acabaron con el paisito y reconstruir
una democracia con ley y orden, lo mas rápidamente
posible…tanto como lo permita nuestra idiosincrasia, de la
que debemos fortalecer sus virtudes y acostumbrarnos a
superar nuestras taras mediante disciplina en el trabajo y
en la vida publica… pero eso es otro tema.
franceschi1947@gmail.com