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Manual Para Un Golpe De Estado
por Alberto Franceschi  
viernes, 4 mayo 2007



Se supone que un golpista sabe de golpes y como los esbirros mediáticos del gobierno me asignaron esos propósitos, el de estar armando uno, debo asumir que no importa lo que diga, negándolo, ya que de todas maneras según sus cálculos y propósitos, debo ser de los muchos que ellos pretenderán callar apenas puedan.

Disfrutaré entonces lo que me queda de libertad condicional, para escribir aunque sea un breve manual del golpe de estado para Venezuela, para uso en tiempos del presidente espurio y fraudulento Hugo Chávez.

Lo primero que debe rechazarse, como a la peste, son los 3 grandes ensayos conocidos: los dos de Hugo Chávez el año 1992 y el de Carmona en Abril del 2002 (digo Carmona para abreviar, porque ni fue un golpe típico, ni fue Carmona el principal ejecutor, pero sirve el achacárselo, para ponerlo también en el ojo del análisis de lo que NO SE DEBE hacer.

Hay dos tipos de golpe, uno que solo sabré como hacerlo si me dan el chance y el otro, es el que irrumpe en madrugadas y sorprende dormido a casi todo el mundo, porque es ejecutado y planificado en silencio, nocturnidad, alevosía, abuso de confianza, felonía, deslealtades, maquiavelismo y sobre todo SORPRESA. Los dos golpes de Chávez son de este tipo, aunque la verdad histórica asume, y mi manual dirá, que lo peor que pueda hacerse, es tratar de cogerse uno, el golpe de otro, como hizo Chávez con el golpe de la aviación y del general Vizconti y Gruber Odreman, de noviembre de 1992, donde él, con un video transmitido, a plomo limpio y con asesinatos en VTV, generó tal confusión entre los propios golpistas, que estos decidieron abortar el movimiento y volar a Perú.

Como soy muy curioso de la historia no contada, he de referir, sobre todo porque no daño a nadie agregando cosas que puedan usarse, que hablé con Pérez Recao por teléfono a las semanas del 12 de Abril, en ocasión de él llamar desde Miami a la persona que almorzaba conmigo en Las Mercedes, y pedí saludarle. A mi chanza algo cínica de: “Me hubieras metido chico, como se te ocurre hacer esa vaina tan desordenada e imprevisiva” me respondió: “Franceschi, la única verdad es que yo si tuve influencia hasta como las 10 de la mañana, (del 12 ) pero esa vaina se la cogió fue fulano”…y me nombró a un célebre plutócrata mediático.

Mis primeras conclusiones son entonces:

1) no planear a espaldas del país, un acto de felonía militarista de gran dimensión y vertiendo criminalmente sangre de inocentes engañados, irrumpiendo con una deslealtad sin límites, contra tus superiores designados por autoridades legítimas y contra el propio ordenamiento legal republicano democrático.

2) No intentar cogerse ningún golpe montado por otro, porque lo más probable es que los protagonistas se arrechen, unos contra otros y fracasen ambos, como ocurrió con el golpe que le robó Chávez al General Vizconti en Noviembre de 1992 y el plutócrata que según Pérez Recao dice, fue el responsable de toda la piratería e improvisación alrededor de Carmona.

Pero hay una ley superior que operó para hacer fracasar los tres golpes, no los de papear que ya sabemos quien los frustra en la mesa de cada hogar venezolano.

Esa ley es la que determina la ilegitimidad de una abrupta usurpación de funciones del mando de un país, que solo puede ocurrir cuando quien asume la responsabilidad de romper el hilo constitucional, lo hace a nombre de un clamor nacional explícito y directo.

Cuando los dos golpes de Chávez irrumpieron, en la escena, en el se asustó de 4F, y del que se cogió del 27 N sin ser suyo, estas intentonas fueron repudiadas por el desinterés manifiesto de la población, que apenas movilizó algunos centenares de activistas de apoyo civil a los conspiradores.

Chávez 15 años después quiere seguir fabricando otra historia pero no podrá darle credibilidad mientras recordemos lo que también él vivió, sabiendo que sus golpes eran de aventureros y hechos a espaldas del país y la respuesta de la unanimidad nacional, fue el mutis, la espera, a que los aplastaran o desalojaran como ocurrió.

Lo estrictamente cierto, es que a muchos venezolanos les gustó el cimbronazo, como alerta de que el gobierno no resolvía un cambio institucional, que nos sacara del marasmo de años, pero en medio de la mayor expectativa CELEBRÓ que fracasara ese golpe y más aún, el del 27 N, por mortífero, de peor preparación y con el videito de Chávez con sus patibularios de franelita rosada.

Es tan cierto eso, (el que las grandes mayorías repudian los golpes mal hechos, mal dados, o de resultados truculentos) que una vez mas, hay que tratar de entender el escenario del 12 y 13 de Abril de 2002, que termina favoreciendo la reposición de Chávez, precisamente por la chambonearía de quienes, usurpando la portentosa rebelión civil del 9-10 y 11 de Abril, resuelven, entre gallos y media noche, despacharse y darse el vuelto, a favor de sus intereses grupales y hacen que los millones de venezolanos que acompañábamos en la calle, el desconocimiento del régimen, que se había hecho ilegítimo tras tres años de disparates, terminemos viendo por televisión desde el 12, el desenlace de lo que se tramó a espaldas nuestras.

Quienes nos acercamos a Miraflores, en la mañana del 12, porque allí se supone se decidía el destino de nuestro país (y puedo nombrar un centenar de quienes ni firmamos el famoso decreto, ni avalamos la rebatiña de los embaucadores) presenciamos o percibimos la garantía de fracaso inminente, por lo pésimamente resuelto del problema del consenso militar y político, indispensable para hacer viable un gobierno de facto concebido obligadamente como de transición.

Las calles vacías, con un espeso silencio que se cortaba en el aire con cuchillo era, una vez más, la evidencia que el vacío de poder estaba allí, resolviéndose sin sintonía con el país real.
La leyenda para consumo de tarados políticos o vivianes interesados en hacer de héroes, según la cual los seis millones de enardecidos patriotas rojos rescatan y devuelven el poder a Chávez, solo tiene el “pequeño error” de colocar a la cifra tres ceros demás. Solo eran 6.000.

¿Y EL MANUAL?...¡¡ USTED PROMETIÓ UN MANUAL. !!
A vaina, se los debo, déjenme pensarlo, porque la verdad que mas bien siempre he creído que los de la cúpula política en cada gran episodio, apenas solo pueden darle forma a lo que las grandes muchedumbres ya deciden con su presencia en la calles.

En realidad el manual es fácil redactarlo. Son 8 ó 10 reglas básicas, que todo aprendiz las conoce, menos los sabios del 4 F, 27 N y del 12 de Abril.

La primera es que la Guardia de honor y los altos oficiales inseguros, deben ser puestos en interiores y franela y enviados en convoy a Yare, hasta tanto esté firme el nuevo poder y luego licenciarlos, por la sencilla razón de no humillarles, haciéndeles romper su juramento de honor de defender con su vida al que le hacían la guardia de honor. Y la última regla (esa violada el 12) es dejar ir al mandamás, si era de derecha a la Republica Dominicana de Chapita, si es de Izquierda a Cuba y que tenga como castigo oler la bolsita que carga colgando el que te conté, con su nuevo ano.

Después de todo, no es tan mala fama la que me está dando Mario Silva, en su Hojilla y también los tarifados en la red, porque en los tiempos que corren, los golpistas como que serían mas populares, aunque lamentablemente los candidatos a dar el mamonazo, ni siquiera podemos imaginárnoslos, porque están en el entorno mas íntimo de Chávez.

Perdonen la repetición del ejemplo histórico. Decía Allende en medio del bombardeo al palacio de la Moneda en llamas: “Augusto, Augusto, donde esta Augusto…pobre Augusto”… Clamaba por Pinochet. Así ocurrió, aunque sea dramático saber que ese astuto político pudiera morir en su ley, de creer que su astucia y su celebre “muñeca”, le impedirían el choque de trenes, siendo él, el maquinista de uno de cartón y Augusto el del otro, de acero humeante, “el monstruo grande que pisa fuerte”.

franceschi1947@gmail.com

 
 

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