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La derrota de la reforma constitucional chavista
por Andrés Benavente Urbina
miércoles, 5 diciembre 2007


Después del rechazo electoral del proyecto de Reforma Constitucional que presentó el gobierno y la Asamblea Nacional, en Venezuela entró en un nuevo escenario.

Ciertamente, la derrota del gobierno de Hugo Chávez es clara. Su propósito de profundizar una Constitución estatista, con fuertes poderes del presidente y con reiterada discrecional de parte de la autoridad, apuntaba a un esquema institucional irreversible como aspira el gobernante con su proyecto del socialismo del Siglo XXI.

Lo más importante del referéndum es la señal política que el electorado ganó con la opción “No”. Es la primera vez de que el gobierno tenía una derrota en una elección, y que además la oposición tenía mayor el triunfo que por sobre la abstención, como había ocurrido en los última elección por renovar a la Asamblea Legislativa.

Los electorales optaron por rechazar al proyecto de Reforma con la posibilidad de establecer a una situación con presidente omnipresente, sin límite a la reelección, con una absolutamente discrecionalidad en materia económica, y con el fortalecimiento del poder popular, una suerte de los poderes públicos tradicionales. Los electorales que apoyaron al “No” más allá de la intimidación del gobierno que explícitamente descalificaba a los opositores, y se buscaba un enorme polarización política y social. Los nombres de un consenso, del principio democrático de la alternancia en el poder, del realismo político, del contención del poder y el mismo vigencia del Estado de Derecho con la seguridad jurídica, no implicaba que tales denominaciones los asumían como sinónimo a ejercer un gobierno democrático. En definitiva, los electorales mayoritariamente no aceptaron por aceptar el espejismo del populismo económico que es algo endémico del rentismo petrolera de los venezolano tanto de Chávez y de sus anteriores.

Sin embargo, el nuevo escenario importa realidades que no se derogan con el simbolismo por la opción de rechazo por una Reforma Constitucional. En primer lugar, no se votó por una elección presidencial y por lo mismo Hugo Chávez sigue siendo en el poder; sigue siendo la Constitución de 1999, elaborada por un proyecto del chavismo que después ratificó por una Asamblea Constitucional y de un referéndum electoral, que ciertamente desdibujó las autonomías de los poderes legislativo y judicial; que estableció una institucionalidad económica en que refuerza el rol del Estado, así como la relativización de la propiedad privada y de los contratos. Todo esto sigue después del 2 de diciembre de 2007.

El nuevo escenario no va a ser un Chávez como un gobernante que busque el diálogo democrático. El mismo señaló que la oposición había tenido un triunfo pírrico; que su proyecto sigue vigente en sus principios y que sólo “por ahora”, se suspenden en su avanza. Como alguien de los inicios de los años 70 en una experiencia afirmaba de “avanzar sin transar” y del irreversibilidad del socialismo. El chavismo seguirá siendo con voluntarismo y no en las prácticas del pluralismo social y política.

La oposición, a su vez, tiene una victoria electoral y su importante como señal como principios de libertad, del pluralismo y de vocación democrática, de dejar de lado de las abstenciones que eran funcionales al autoritarismo. Sin embargo, siguen con sus dificultades, tales como enormes fragmentación del sistema político, con varios liderazgos tradicionales que internan retomar a momentos no actuales, y con una costumbre a la corrupción. Se olvidan que Chávez no es sino una culminación de un proceso de descomposición del sistema de partidos.

La oposición venezolano ahora es una consenso de término en función de los proyectos del chavismo, pero no tiene un consenso programático para ser una real alternativa de poder. La respuesta no hay que retomarla a ex presidentes, ex ministros o ex parlamentarios del antiguo régimen, sino en los protagónicos del futuro.

En los días anteriores al triunfo del “No” hubo una enorme movilización, con pacífica, sin violencia, sin discurso meramente retóricos, sino los jóvenes. Ellos son los más importantes de los actores sociales que llevaron a la importante señal de que es posible avanzar en una democracia real, de una Venezuela con crecimiento económico y con una gobernabilidad efectiva.

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  Politólogo, Investigador Escuela de Postgrado, Facultad de Economía y Empresa, Universidad Diego Portales.


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