¡Vivan
Betancourt
y CAP!
por Agustín Blanco Muñoz
sábado, 31
enero 2009
José Vicente Marciano pide
sangre y represión. El mismo mensaje que le manda a Carlos
Andrés Pérez cuando le consultan sobre qué hacer el
27F-89: ¡tome las medidas necesarias para preservar la
democracia! Hoy repite: si hay que matar para salvar la
‘revolución’: ¡adelante!
Estas son sus palabras: “la batalla por la enmienda se
decidirá en las calles. Si los grupos estudiantiles de la
oposición logran romper las medidas de seguridad y hacerse
dueños de las calles, entonces la victoria será de la
agitación universitaria y de sus tutores de la CIA. De ahí
a la caída de Chávez, sólo hay un paso. Si por el
contrario hay un Gobierno capaz de garantizar a los
venezolanos el orden público y la paz para llevar a cabo
el referendo, como lo ordena la Constitución, entonces la
democracia está consolidada y el fascismo será derrotado.”
La petición fascista-revolucionaria es terminante.
Y si eso no basta hay que acudir a la violencia porque
...“mantener el orden público y derrotar en la calle a los
incendiarios y guarimberos no es un problema de la policía
y la Guardia Nacional, sino del pueblo. Entonces, sólo hay
una palabra de orden: ¡A la calle a defender el proceso
revolucionario! (VEA, 25/01/09) Contamos para ello con gas
del bueno y todo tipo de armas.
Se aplicará una vez más la doctrina Betancourt-CAP: las
calles son y seguirán siendo del régimen de turno. Si ayer
se disparó a los incendiarios y saqueadores hoy se hará
contra los ‘guarimberos’.
Mientras ‘las oposiciones’, carentes de política propia y
siguiendo las pautas que establece el GP, estarán cada vez
más inmersas en la práctica violenta que tiene su primera
y directa expresión en el voto-fraude que tendrá otra
clara expresión el 15F.
Y ante cualquier eventualidad, el régimen tiene preparado
el escenario violento que, con la colaboración de sus
cómplices y negociantes, le puede servir para decretar un
estado de emergencia, una suspensión del referendo y la
posterior convocatoria a una constituyente totalmente
amañada.
En cualquier caso, nuestras calles no estarán llenas de la
‘conexión amorosa pueblo-líder’ sino de sangre y dolor. Y
en esa situación será crucial la participación de ese 50%
o más que no suscribe la destrucción adelantada por el
oficialismo de ayer y de hoy.
Sancho, ¿hasta cuándo la misma sangre corriendo por las
mismas calles?