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¡El
títere
triunfa o
queda
liquidado!
por Agustín Blanco Muñoz
viernes,
16 enero
2009
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El GP está hoy en una verdadera y terminante encrucijada:
¡Triunfa o queda liquidado! Estos son los escenarios de la
confrontación, el choque. En el caso de que se cumpla el
primero, ya privilegiado por la victoria oficialista del
23N-08 y los buenos oficios fraudulentos que le prestará
el CNE, seguirá el drama que padecemos sin experimentar
mayores cambios en lo inmediato. El panorama quedará
conformado para que avance el llamado proyecto
revolucionario.
En caso de
producirse una sorpresiva derrota del GP, en sus
aspiraciones a lograr la modificación constitucional que
le permita reelegirse de manera indefinida, en principio,
quedaría liquidada la llamada ‘revolución bolivariana’.
Pero la pregunta que surge es esta: ¿Aceptaría y asumiría
el GP su derrota y con ello el fin de la ‘revolución’?
En este caso,
hemos delineado escenarios que siguen vigentes: el
recrudecimiento de la represión-violencia, el autogolpe,
la profundización de la inestabilidad como medio de
auto-afianzamiento. En ambas situaciones no se puede
descartar la posibilidad del estallido social.
Por otra
parte, no puede verse una derrota del GP al margen del
contexto en el que se desenvuelve su revolución. Eso
carece de sentido, porque el GP sigue en toda su extensión
los dictámenes de la militancia venecubana. Y de
producirse, entrarán en juego los factores nacionales e
internacionales. De allí la existencia de una doctrina que
muestra y fundamenta el héroe-caudillo insustituible.
Por eso, queda
claro que el camino de ‘su revolución bolivariana-
liberal-positivista’ no es el llamado internacionalismo
proletario, sino el que establece la suma apreciable de
caudillos y poderes establecidos sobre la base de una
figura ‘mítica’ que se sitúa a la cabeza de un proyecto
‘neosocialista’ o ‘neocomunista’. Este es, entonces, el
juego a una revolución que ni es ni puede ser.
Sólo está
planteado extender a este ex-país el esquema de un nuevo
dominio, que, en este caso, tiene el mismo actor: una
alianza cívico-militar, que toma como pretexto ‘la
reivindicación del pueblo’ y la lucha contra el
capitalismo-imperialismo, para poner a andar el poder de
una ‘casta dirigente’ que se pone al frente de una nueva
clase, la boliburgueriana, para promover un ‘socialismo
del siglo XXI’, que no del XIX ni del XX.
Un
‘socialismo’ que, por supuesto, se construye, no a partir
de la relación fuerzas productivas / relaciones de
producción sino de un capitalismo de Estado que se basa en
la acumulación petrolera y la capacidad de comprar un
apoyo popular, que se junte al militar y al que proviene
de las ‘fuerzas aliadas’ para garantizar, en definitiva,
el establecimiento de un nuevo imperio clasista.
De allí que
esta llamada ‘revolución bolivariana’ contenga hoy los
mismos vínculos y relaciones que posee la matriz
venecubana. Vemos de este modo el desarrollo de la
conexión La Habana-Caracas-FARC-Managua-Quito-La
Paz-Buenos Aires-Irán-Irak-Rusia-China-Vietnam-Hamas-Palestina-Zimbabwe.
Y todo en el
marco de una supuesta revolución guiada u orientada por un
marxismo-leninismo reencauchado. Un proyecto internacional
con incidencia directa en el cuadro de la parte de
Venecuba que aún se conoce como Venezuela.
Queda claro
entonces que en lo internacional cualquiera de los países
de la ‘red revolucionaria’ tiene aquí su asiento de
intereses y que, en ese marco, no debe extrañar ver hoy al
GP pontificando a favor de la causa palestina y en contra
de la que califica como israelí-imperialista, una toma de
partido que corresponde no sólo a un alineado sino a quien
está dispuesto a marcar pauta de radicalismo.
A escala
nacional el régimen está obligado a controlar todo lo que
tiene que ver con las fuerzas armadas y con el ‘pueblo’
que constituye su principal base de sustentación. En ambos
casos el Estado petrolero hace grandes inversiones para
que se mantenga el apoyo al ‘socialismo’ y en particular a
los héroes-caudillos que lo conforman y que amenazan con
optar por la reelección indefinida para mantener el
socialismo indefinido.
Ya no se trata
de que el GP admita una derrota, sino de un proyecto
internacional que tampoco se puede dar el lujo de perder
una posición que otorga los mejores beneficios.
Venezuela,
como Cuba en su momento, ha sido invadida por los
residuos de un socialismo que fue incapaz de producir otra
cosa que no fuera miseria, masacre y destrucción en sus
respectivos territorios.
El
desmembramiento de aquel gigantesco mapa rojo a partir de
1989, establece la evidencia y la magnitud de su fracaso.
El llamado socialismo no pudo ir más allá de la creación
de nuevos imperios, sostenidos bajo las mismas leyes de la
exacción y el atropello.
Pero en su
auge y ascenso, esas supuestas fuerzas revolucionarias se
llevaron por delante pueblos, territorios, colectivos y
esperanzas. Y aún pretenden hacerlo. Venecuba es un
objetivo de esos poderes.
Por eso este
ex-país en manos del GP y sus acólitos está condenado hoy
a servir de instrumento a superpoderes, para quienes el
propio golpista es sólo un accidente que será puesto a
un lado, cuando deje de ser necesario, a esos ejes
geopolíticos perversos y descompuestos que hoy rigen el
mundo.
Y esto indica
que estamos cercados por la mayor trampa que haya recaído
sobre el colectivo de este ex-país: el poder de un
caudillo petrolero, manejado como un títere, por oscuras
fuerzas nacionales e internacionales, que, finalmente, se
llevarán por delante a quien funge como jefe único,
salvador e imprescindible, más allá de que sea portador de
infinidad de reelecciones.
Por lo pronto
el GP, seguirá como lo que es: un fracasado con imagen
triunfal, al servicio de los grandes intereses que
prevalecen en el planeta, que lo mantendrán en la creencia
de que es el nuevo gran Libertador!
Títere y titiriteros están
obligados a triunfar. De no ser así, se plantearía un
inmenso reto para determinar las fuerzas que han
conformado esta situación.
abm333@gmail.com
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