Esto es
lo que faltaba. Si alguien tenía duda respecto a la
existencia de Venecuba hay motivos suficientes para
dejarlas atrás. El GP ordenó en la conmemoración de los 50
años de lo que se ha dado en llamar revolución cubana,
colocar la Bandera de la Isla junto a las bolivarianas.
Esto no tendría mayor significado sino estuviese
acompañado de la justificación expuesta: esa Bandera se
coloca al lado de las de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia
y Panamá. Porque se quiere sobre-ratificar que “nuestros
pueblos se aman y ya son uno solo. Nuestras revoluciones
ya son una sola”.
Eso quiere
decir que, como también lo corrobora la práctica, todas
las relaciones que se efectúan con la isla forman parte
más bien de una identidad. Es decir no son exactamente
relaciones bilaterales sino algo que decide un mismo
gobierno.
A este
respecto debe recordarse que a la hora de la fundación
formal de Venecuba el 22 de agosto del 2005, se acordó que
Cuba y Venezuela (Venecuba) contaría con una presidencia
ejercida por Fidel Castro, a cuyo cargo estarían las
decisiones políticas, y un vicepresidente o presidente
ejecutivo en manos de Hugo Chávez.
Hoy, en el
Panteón Nacional, se ratifica abiertamente esa decisión de
mantener con vida a Venecuba porque “una nueva era se abre
en el horizonte de nuestra América y estamos obligados a
seguir luchando y triunfando, más ahora cuando estamos
frente a una hecatombe del capitalismo mundial”. Es decir,
que en la nueva era hay motivos más que suficientes para
que prosiga y adquiera carácter de permanencia la ‘nación
venecubana’.
De esta
manera se produce, no solo una modificación a nivel del
protocolo que rige el Panteón Nacional sino otro acto
arbitrario propio del autoritarismo para decidir lo que
quiere y como quiere en el momento que lo crea necesario.
Y se entiende
que en la actualidad, cuando se ha decretado el
restablecimiento del escenario conflictivo del 2002, que
Venecuba es un agente indispensable en las posibles
confrontaciones que podrían producirse en este expaís.
Hay que
agregar, por otra parte, que este acto de izar la Bandera
Venecubana en el Panteón Nacional muestra que aquí la
política del presente y del futuro está guiada y regida
por los dictámenes de “la madre de la revolución
latinoamericana”. Por ello nadie puede pensar en una
política autónoma de los venezolanos. En este sentido lo
que nos espera no puede ser diferente a lo estrictamente
cubano.
En el campo
electoral, por ejemplo, nuestras elecciones seguirán
regidas por acuerdos y disposiciones específicas que
garanticen la permanencia en el mando poder de los mismos
‘salvadores’: los Castros allá, los Chávez aquí. Por ello
está obligada Venecuba a garantizar por todos los medios
el triunfo en la próxima enmienda que garantice la
posibilidad de que el actual Bolívar y salvador de nuestra
independencia pueda ser reelecto en forma indefinida por
la maquinaria que él mismo controla y controlará.
Quien aquí
piense que rigen las instituciones democráticas y parta
por tanto, de la consideración de una posible salida
electoral a la actual crisis que aquí prevalece, se estará
poniendo de espaldas a lo que son las leyes que rigen hoy
nuestra realidad venecubana.
abm333@gmail.com