Cuando
vemos a Bush, vallenato incorporado, celebrando los 198
años de la independencia colombiana, con vivas incluidas
al Plan Colombia y al ejército de ese país por su
brillante desempeño en el rescate de los 15 secuestrados,
volvemos sobre la misma pregunta: ¿cuál es la nación que
hace lo que quiere sin solicitar permisos?
Aquí el Minci desmiente que Chávez le haya pedido a los
rusos la instalación de una base militar, pero el propio
golpista-presidente (GP) defiende el rearme de las FAN
“para garantizar la soberanía amenazada por los Estados
Unidos”. Porque mientras el mandatario colombiano recibe
un abierto apoyo USA, el venezolano busca el suyo por
otras latitudes para derrotar “al maldito imperio que
caerá este siglo”.
Y en ese marco señala: “Rusia tiene suficiente potencial
como para garantizar su presencia en diferentes partes del
mundo. Si las Fuerzas Armadas rusas van para Venezuela,
serán recibidas entusiastamente.” (Ult. Not., 23/07/08,
p.13) Pero esto no significa, aclara el MINCI que haya
disposición a permitir la instalación de una base rusa.
Menos mal que lo aclara, porque si se festeja la capacidad
bélica rusa para estar presente donde le dé la gana, debe
ser para aprovechar su potencial y para esto se requeriría
la instalación de esas fuerzas en este suelo. Ahora que se
le quiera dar o no el nombre de Base Militar, ese es otro
asunto.
Lo que parece estar fuera de duda es que el GP, en medio
de su desespero por convertirse en el principal agente
mundial del antiimperialismo, y su necesidad de juntar
fuerzas para declararle la guerra al ‘imperio que ya tiene
sus días contados’, acude a posiciones que mezclan la
obsecuencia, con el descaro y el atropello.
En su condición de autócrata petrolero y nuevo dueño del
destino de la patria que hasta hace poco perteneció a
Bolívar, ha decidido que llevará este ex-país a una guerra
en la que nadie cree. Comenzando por la paradoja que el
zar del petróleo tiene en ese imperio el comprador que
paga de manera oportuna y sin pedir regateo.
¿Pero qué es y para que han servido 198 años de
independencia? ¿Para jugar a un Plan Colombia disfrazado
de Vallenato? ¿Para propiciar la derrota de un imperio con
el cual el resto del mundo, incluyendo a Venezuela, tiene
las mejores relaciones, aunque la política del micrófono
por momentos diga otra cosa?
¿A qué punto desea el GP conducir su política exterior
antiimperialista? ¿Tiene idea este señor de lo que es la
global-explotación y la lucha de poderes que rigen hoy
este planeta? ¿Olvida que el llamado mundo bipolar dio
paso al ‘imperio unipolar norteamericano y que no será con
su reparto petrolero como se construirá un mundo
multipolar para enfrentar al ‘maldito imperio’?
¿Tendrá el GP algún momento de lucidez, en medio de su
enfermiza condición de gran autócrata petrolero, jefe
único y dueño del destino de este ex país, para entender
que está en vías de convertirse en uno de los grandes
hazme reír del mundo actual?
Si se parte del efecto Computadoras Reyes tal vez se pueda
entender su desesperada movilización. Para él es
indispensable contar con apoyo exterior y con una imagen
respetable por todas partes. Por ello las inversiones en
el Alba, Petrocaribe o MERCOSUR.
Eso de repartir petróleo pidiendo un pago del 40% y el
resto en25 años al 1% no tiene precedentes en las
relaciones comerciales del mundo. La declaración de Evo
Morales señalando que recibe la ayuda que le envía su par
venezolano directamente sin pasar por ningún trámite
burocrático, es materia completamente inédita (EU,
13-07-08).
Por todos lados se observa como diferentes gobiernos,
llámese cubano, brasilero o colombiano se aprovechan de la
chequera de los petrodólares que el GP maneja de la manera
más autocrática y perversa. De allí el insaciable,
interminable, alocado y desesperado reparto.
Tal vez en lo que no ha reparado el GP es que, si bien es
cierto que por esta vía está cavando, ‘a paso de
vencedores’ la destrucción de Venezuela, ésta conduce
irremisiblemente a su propia destrucción.
El nivel de la Protesta Venezuela ha alcanzado una
preocupante dimensión. La decepción colectiva crece y se
transforma en rabia-desesperación-angustia. De allí puede
provenir una respuesta de ese colectivo a la situación que
padece. Y nadie sabe hasta donde puede llegar.
Los colectivos no mueren de hambre con los brazos
cruzados. Los órganos de seguridad, junto con la política
del miedo-terror puede detenerlo un tiempo pero a la final
no hay poder que supere al de la primera fuerza de una
sociedad.
El GP la desafía por todas partes, haciendo valer una
enfermiza prepotencia. Y por esa vía, aún contando con el
apoyo de los conocidos cómplices y colaboracionistas, no
podrá mantenerse por todo el tiempo que le tienen
programadas sus ambiciones. Hoy, nadie puede dudar que
esto está que arde y que la llamada estabilidad política
se la traga el malestar que cunde por todos los espacios
de este expais.
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