Cuando
se establece el Plan Colombia (PC) materialmente se
decreta el fin de la narcoguerrilla. Fuerzas militares del
‘imperio’, con todo tipo de apoyo, vienen a enfrentar a un
ejército de irregulares que, al no contar con apoyo
popular ni político y financiero internacional, se pliegan
al narcotráfico como una fuente de recursos para adelantar
un ‘proyecto emancipador-liberador’.
Es lo que entonces se graficó con una expresión: ‘vamos a
limpiar la región’. En efecto, el objetivo era muy claro:
eliminar el foco de crisis-perturbación establecido en las
montañas colombianas y que tenía incidencia en diferentes
países. Había llegado la hora de dar de baja a la
insurrección. Sin embargo, el avance de esta empresa
guerrera, que cuenta con todos los medios para alcanzar
sus objetivos de destrucción, no llegó a adquirir el
ritmo-velocidad capaz de corregir esta crisis puntual.
¿Y cómo explicar esta situación? En principio hay que
descartar que USA se haya cuidado de profundizar una
guerra por la cantidad de bajas que pudieran ocurrir. A la
hora de un balance es necesario señalar, a manera de
hipótesis, que esta guerrilla paga hoy buenos dividendos a
la política norteamericana desplegada en la región.
Mientras Cuba se ocupó de exportar la revolución hubo a
quien responsabilizar de la crisis latinoamericana. Pero
al bajar la acción de ese centro generador de conflictos,
era inevitable darle relevancia y posesionar otro como
gran culpable de los males de esta parte del continente.
El PC sirve desde un inicio para anunciarle a los
movimientos democráticos con inclinaciones
izquierdistas-revolucionarias que hay un límite tolerable
en la política: nada debe parecerse a lo que hace y
persigue la guerrilla colombiana.
Esta guerrilla hoy, como ayer Cuba, es la muestra exacta
de lo que no se debe hacer. De allí que sea rentable
mantenerla. Garantiza la supervivencia del ‘modelo
democrático’ colombiano, controla, frena las llamadas
tendencias subversivas y advierte que todo aquel que no
desea la guerra debe actuar y permanecer en el camino de
la paz, el diálogo y el entendimiento.
La campaña por la reelección obliga al gobierno colombiano
a mostrar lo eficiente que ha sido y es su labor en el
combate contra el narcoterrorismo. De allí el plan de
exterminio, amplia infiltración y ‘negociaciones’ que se
aplica en la actualidad. La contienda es entonces de
“democracia” contra narcoterrorismo.
Y este esquema lo aplica a su vez el PC en la
conservación-mantenimiento de sus grandes intereses
venezolanos. Con esa herramienta se le recuerda
permanentemente al régimen que su identificación con la
guerrilla colombiana lo sitúa en el territorio de los
condenados.
El expediente cada día adquirirá mayor cuerpo. Y no se
utilizará mientras no haga falta. Es una amenaza que pende
sobre el agresivo ‘socialismo verbal bolivariano’.
Mientras se cumpla adecuadamente con la cuota diaria
petrolera nada ocurrirá, pero lo contrario obligaría a
tomar medidas para clarificar la situación y garantizar el
debido suministro.
El PC es un guardián de los intereses petroleros
norteamericanos. Y el Informe Interpol viene a respaldar
este objetivo. Es indispensable observar que en la
elaboración de ese documento estuvo metida la mano de Don
Mario Moreno, guardando las debidas distancias, para
referir que por su dimensión (y suponemos que profundidad)
un mortal que lea 100 páginas Word diarias requeriría 1000
años para enterarse de la totalidad de su contenido.
Esto pone de manifiesto a la vez, algo que parece
encaminado a engrosar la escena de la burla: ahora y sólo
ahora, el Plan Colombia, el Pentágono, la DEA y demás
instancias policiales y gubernamentales tienen una
documentación que les permite conocer las operaciones de
las FARC, su dimensión y alcance.
Y este favor se le debe a las consabidas computadoras de
Reyes. Ha ocurrido como una bendición divina. Se hicieron
las computadoras y todo se conoció. Ahora sí se sabe que
hay una conexión de esa guerrilla con el narcotráfico, con
“instancias revolucionarias”.
A este respecto importa preguntar: ¿Son las computadoras
de Reyes las huellas-pruebas que faltaban para probar los
vínculos de las FARC con muchas ‘cosas prohibidas’?
¿Computadoras como máxima expresión de un gran fracaso?
Importante no quedar atrapados en las redes computarizadas
del Informe Interpol. Necesario trascenderlo para advertir
la forma como se juega al engaño para hacer aparecer las
“verdades” en el momento en que se consideran rentables.
Hoy se sabe a plenitud lo que es la guerrilla colombiana
pero también se tiene la convicción de que debe permanecer
para prestarle beneficios al ‘imperio’. Con el expediente
de su conexión con la “revolución bolivariana” se refuerza
la amenaza destinada a garantizar el cumplimiento de las
cuotas petroleras.
Y mientras el ‘imperio’ computariza, dosifica y saca
partido al fenómeno guerrillero y el régimen
socialista-bolivariano se mantiene a salvo y en
crecimiento con sus altas inversiones petroleras, ‘las
oposiciones tarifadas’ crean y recrean las condiciones
necesarias para seguir prestando el mejor aporte como
fuerzas opositoras al servicio del oficialismo y de los
propios intereses norteamericanos.
Porque aquí, en definitiva, cuesta trabajo saber cuáles
son y dónde están las fuerzas políticas que no estén
dispuestas a avanzar en la burla descarada al colectivo
venezolano. De allí la necesidad de seguir pensando en
levantar la Tercera Venezuela como posibilidad real de
enfrentamiento popular a este régimen computarizado en su
afán cada vez más destructor.
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