El 23N-08 fue
la gran fiesta de ‘las oposiciones’. Según sus cuentas el
GP había sufrido una profunda derrota. Y este es otro
triunfo que les permite corroborar que la vía electoral
es la adecuada para salir de ‘la revolución’. Con unas
cuantas elecciones más se logrará ese objetivo.
Pero en pleno
festejo se produjo el anunció: debido a que fueron
derrotados dirigentes importantes de ‘la revolución’ me
convencí de que tiene razón el pueblo cuando dice ¡Uh Ah
Chávez no se va! Por eso ahora decido no irme y lanzo la
consigna del enfrentamiento, el combate, la guerra.
Y ante este
anuncio-provocación ‘las oposiciones’, sus analistas,
encuestadores y medios responden con una oposición
radical a lo que califican como reelección presidencial
indefinida.
Y de este
modo se admite que con la aprobación de la enmienda del
Art. 230 de la constitución, que permitiría una nueva
postulación, el GP, materialmente quedaría electo para
el período presidencial 2013-2019.
Se reconoce
tácitamente que en el seno de ‘las oposiciones’ no hay
quien le gane y que es necesario obligar al oficialismo a
que presente otro candidato. Todo este positivismo gira
alrededor de un y único ‘héroe’.
Y se obvia lo
más importante: la maquinaria fraude o la negociación que
garantiza el triunfo oficialista en el referendo sobre
esa enmienda vista ya como una reelección presidencial
adelantada. Este es el mayor reconocimiento que puede
hacerse a los poderes del jefe único e imprescindible.
Y esto lo
califican ‘las oposiciones’ como una nueva violación a la
constitución que no están dispuestas a permitir porque ya
el pueblo decidió el 02D-07 (cuyos resultados oficiales
definitivos no se conocen ) y le dijo No a la reelección.
El régimen admite que hubo ese No, pero agrega que Reforma
y Enmienda son cosas distintas. Inevitable reflexionar
sobre el tema en los siguientes puntos.
1.- Nadie
puede negar con rigor que el principal actor de nuestra
‘política’ de lado y lado es la confusión. Y en medio de
este clima, luego del 23N, mientras las oposiciones
seguían celebrando su “triunfo”, el GP le da a la Asamblea
Nacional la orden de enmendar la constitución en forma
inmediata para que el CNE convoque al referéndum que
haga posible de la continuación del “reinado
revolucionario”.
2.- El GP
ordena la enmienda porque sabe que no tiene competidor en
el oficialismo del siglo XXI y para enrostrarle a ‘las
oposiciones’ su incapacidad para formar un liderazgo y, en
consecuencia, tener un candidato con posibilidades de
enfrentarlo.
3.- Es
evidente, que estas ‘oposiciones’ saben que un
liderazgo alterno no surge por designación o elección,
sino por acontecimientos-circunstancias que promueven la
aparición de un relevo caudillista, con capacidad para
cumplir con el cometido de la concentración en sus manos
del mando-poder encomendado por los grandes intereses
económicos y sociales.
4.- De modo
que un nuevo caudillo en el marco de esta política regida
por el positivismo está unido a una conmoción que
difícilmente se producirá aquí en el contexto electoral,
mientras el régimen oficialista del siglo XXI manipule y
maneje todos los hilos del asunto, desde el ejercicio de
su paternidad sobre el CNE hasta la composición de las
negociaciones que dan pie a la complicidad asumida por
unas ‘oposiciones’ que como en el caso del 02D-07, son
capaces hasta de ocultar los verdaderos resultados del
evento.
5.- Es por
esto que mantenemos que el problema político que se debate
hoy, por decisión del GP y los grandes intereses que
representa, no es la enmienda. El fondo del debate y lo
que se está decidiendo, en el referendo de febrero 09, en
principio, son los resultados de las elecciones
presidenciales de diciembre del 12.
6.- A estas
alturas, el liderazgo está en el oficialismo y la única
manera de que haya un cambio o disminución de su
ascendencia es por la vía de una merma definitiva de los
precios del petróleo que obligaría al GP a bajar
sustancialmente la inversión social y politiquera que le
permite mantener la compra de voluntades para su proyecto
“revolucionario”.
7.- Al
disminuir la tarifa de la pobreza para mantener su
tranquilidad y apego al ‘proceso’, se puede presentar una
crisis de proporciones aún impensadas que determine
cambios en el rumbo de la historia de estos tiempos.
8.- Podría
producirse aquí un estallido social en el contexto de una
situación cada vez más apremiante. Este es un escenario
permanentemente planteado en el cuadro político
latinoamericano, debido a las condiciones estructurales
reinantes. Por ello, y hasta por los propios recetarios
del FMI y el BM, se tiene noticias de los pasos a dar ante
estas ‘emergencias’.
9.- Ya el
27F-92 el oficialismo mandó a matar con la complicidad,
aquiescencia o silencio de ‘las oposiciones’ del momento.
Entendieron que era la única manera de detener la
avalancha humana dispuesta a llevarse por delante a los
poderes constituidos en ejercicio y a los aspirantes al
trono. El temor al ‘caos social’ hoy se mantiene
incólume.
10.-Y de allí
puede surgir una situación que cambie buena parte de
nuestro panorama. El pasado político de ambas caras,
afianzado en la vieja escuela positivista, podría
acrecentar su proceso de decadencia y desplazamiento. Y
esto es algo que el orden vigente y sus aliados buscan
evitar a toda costa.
11..- Cuando
el GP señala que la batalla por la enmienda es la simple
continuación de la que se libró el 23N admite simplemente
que estamos ante un solo paquete del autoritarismo que
anda en busca de la convalidación democrático-electoral.
Él jefe único requiere tener en sus manos los poderes de
la reelección para enfrentar las duras situaciones que ya
comienzan a despuntar ante la baja significativa de los
ingresos petroleros.
12.- Con esos
poderes estaría materialmente autorizado a tomar medidas
extremas para salvar el curso de ‘su revolución’. Por ello
podríamos estar en camino de la implantación de un
aparato represivo mucho más activo que el conocido hasta
el presente.
13.- No hay
que olvidar que en este ex-país hoy ya estamos ante todas
las formas de morir que impone la inseguridad. Y en buena
parte de estas ejecutorias está la mano del oficialismo
del siglo XXI para producir peajes, secuestros,
abatidos, ‘ajustes’, exterminios y la última novedad: el
sicariato político. Está establecido aquí un cuadro de
violencia que puede extenderse y profundizarse de acuerdo
a las necesidades que determine la conveniencia
política.
14.- En síntesis, el problema político que
tenemos por delante no es el de la enmienda sino el de un
régimen autoritario-dictatorial con barniz democrático que
avanza a paso de destructor, contando para sus
realizaciones con el apoyo irrestricto de unas
‘oposiciones’ que temen menos a una ‘revolución’ con la
cual pueden negociar como el 02D-07, que al estallido de
un colectivo que se disponga a enfrentar a los dos grandes
agentes de las destrucción que han convertido a Venezuela
en un gigantesco ex-país.
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