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¡El problema no es la enmienda!
por Agustín Blanco Muñoz  
viernes, 12 diciembre 2008


El 23N-08 fue la gran fiesta de ‘las oposiciones’. Según sus cuentas el GP había sufrido una profunda derrota. Y este es otro triunfo  que les permite corroborar que  la vía electoral es la adecuada para   salir de  ‘la revolución’. Con unas cuantas elecciones más se logrará ese objetivo. 

Pero en pleno festejo se produjo el anunció: debido a que fueron derrotados dirigentes importantes de ‘la revolución’ me convencí de que tiene razón el pueblo cuando dice ¡Uh Ah Chávez no se va!  Por eso ahora decido no irme y lanzo la consigna del  enfrentamiento, el combate, la guerra.  

Y ante este anuncio-provocación ‘las oposiciones’, sus analistas, encuestadores y medios  responden con una oposición  radical a lo que califican como reelección presidencial indefinida. 

 Y de este modo se admite que con la aprobación de la enmienda del Art. 230 de la constitución, que permitiría una nueva postulación, el GP,  materialmente quedaría electo  para el período presidencial 2013-2019. 

Se reconoce  tácitamente que  en el seno de ‘las oposiciones’ no hay quien le gane y que es necesario obligar al oficialismo a que presente otro candidato. Todo este positivismo gira alrededor de un y único ‘héroe’. 

Y se obvia lo más importante: la maquinaria fraude o la negociación que garantiza el triunfo oficialista en el referendo  sobre esa enmienda vista ya como una reelección presidencial adelantada. Este es el mayor reconocimiento que puede hacerse a los poderes del jefe único e imprescindible. 

Y  esto lo califican ‘las oposiciones’ como  una nueva violación a la constitución  que no están dispuestas a permitir porque ya el pueblo decidió el 02D-07 (cuyos resultados oficiales definitivos no se conocen ) y le dijo No  a la reelección. El régimen admite que hubo ese No, pero agrega que Reforma y Enmienda son cosas distintas. Inevitable reflexionar sobre el tema en  los siguientes puntos.  

1.- Nadie puede negar con rigor que el principal actor de nuestra ‘política’ de lado y lado es la confusión.  Y en medio de este clima, luego del 23N, mientras las oposiciones seguían celebrando su “triunfo”, el GP le da a la Asamblea Nacional  la orden de enmendar la constitución en forma inmediata para  que el CNE  convoque al referéndum  que haga  posible de la  continuación del “reinado revolucionario”. 

2.- El GP ordena la enmienda  porque sabe que no tiene competidor en el oficialismo del siglo XXI  y para enrostrarle a ‘las oposiciones’ su incapacidad para formar un liderazgo y, en consecuencia, tener un candidato con posibilidades de   enfrentarlo.   

3.- Es evidente, que  estas ‘oposiciones’  saben  que  un  liderazgo alterno no surge por  designación o elección, sino por  acontecimientos-circunstancias que promueven la aparición de un relevo caudillista, con capacidad para cumplir con el cometido de la concentración en sus manos del mando-poder encomendado por los grandes intereses económicos y sociales. 

4.- De modo que un nuevo caudillo en el marco de esta política regida por el positivismo está unido a una conmoción  que difícilmente se producirá aquí  en el contexto electoral, mientras el régimen oficialista del siglo XXI manipule y maneje todos los hilos del asunto, desde el ejercicio de su paternidad sobre el CNE hasta la composición de las negociaciones que dan pie a la complicidad asumida por unas ‘oposiciones’ que como en el caso del 02D-07, son capaces hasta de ocultar los verdaderos resultados del evento. 

5.- Es por esto que mantenemos que el problema político que se debate hoy, por decisión del GP y los grandes intereses que representa, no es la enmienda. El fondo del debate y lo que se está decidiendo, en el referendo de febrero 09, en principio, son los resultados de las elecciones presidenciales de diciembre del 12.  

6.- A estas alturas, el liderazgo está en el oficialismo y la única manera de que haya un cambio o disminución de su ascendencia   es por la vía de una merma definitiva de los precios del petróleo  que obligaría al GP a bajar sustancialmente la inversión  social y politiquera que le permite mantener  la compra de voluntades para su proyecto “revolucionario”.  

7.- Al disminuir la tarifa  de la pobreza para mantener su tranquilidad y apego al ‘proceso’, se puede presentar una crisis de proporciones aún impensadas  que determine cambios  en el rumbo  de la historia de estos tiempos. 

8.- Podría producirse aquí un estallido social en el contexto de una situación cada vez más apremiante. Este es un escenario permanentemente planteado en el cuadro político latinoamericano, debido a las condiciones estructurales reinantes. Por ello, y hasta por los propios recetarios del FMI y el BM, se tiene noticias de los pasos a dar ante estas ‘emergencias’. 

9.- Ya el 27F-92 el oficialismo mandó a matar con la complicidad, aquiescencia o silencio de ‘las oposiciones’ del momento. Entendieron que era la única manera de detener la avalancha humana dispuesta a llevarse por delante a los poderes constituidos en ejercicio y a los aspirantes al trono. El temor al ‘caos social’  hoy se mantiene incólume.  

10.-Y  de allí puede surgir una situación que cambie buena parte de nuestro panorama. El pasado político de ambas caras, afianzado en la vieja escuela positivista, podría  acrecentar su proceso de decadencia y desplazamiento. Y esto es algo que el orden vigente y sus aliados buscan evitar a toda costa. 

11..- Cuando el GP señala que la batalla por la enmienda es la simple continuación de la que se libró el 23N admite simplemente que estamos ante un solo paquete del autoritarismo que anda en busca de la  convalidación democrático-electoral. Él jefe único requiere tener en sus manos los poderes de la reelección para enfrentar las duras situaciones que ya comienzan a despuntar ante la baja significativa de los ingresos petroleros. 

12.- Con esos poderes estaría materialmente autorizado a tomar medidas extremas para salvar el curso de ‘su revolución’. Por ello podríamos estar en camino de la implantación de un aparato  represivo mucho más activo que el conocido hasta  el  presente. 

13.- No hay que olvidar que en este ex-país hoy ya estamos ante todas las formas de morir que impone la inseguridad. Y en buena parte de estas ejecutorias está la mano del oficialismo del siglo XXI para producir   peajes, secuestros, abatidos, ‘ajustes’, exterminios y la última novedad: el sicariato político. Está establecido aquí un cuadro de violencia que puede extenderse y profundizarse de acuerdo a las necesidades  que determine la conveniencia política. 

14.- En síntesis, el problema político que tenemos por delante no es  el de la enmienda sino el de un régimen autoritario-dictatorial con barniz democrático que avanza a paso de destructor, contando para sus realizaciones con el apoyo irrestricto de unas ‘oposiciones’ que temen menos a una ‘revolución’ con la cual pueden negociar como el 02D-07, que  al estallido de un colectivo que se disponga a enfrentar a los dos grandes agentes de las destrucción que han convertido a Venezuela en un gigantesco ex-país.

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