CNE:
¡Tiempo y
fraude!
por
Agustín
Blanco
Muñoz
domingo, 9
noviembre
2008
El equipo electoral de la
Cátedra Pío Tamayo’ y el Centro de Estudios de Historia
Actual del IIES /FACES/ UCV, que coordina el Dr. Jorge
Tamayo Martínez, ha presentado los primeros resultados de
su investigación sobre el tiempo del voto en las
elecciones de la Venezuela actual. (ver: http://historiactual.blogspot.com/2008/11/el-tiempo-del-voto-el-23n-08.html.
En este caso partimos de una simple consideración: los
fraudes electorales se ejecutan de muchas maneras. Pero su
éxito depende de su capacidad para pasar desapercibidos.
De allí que se utilicen vías aparentemente difíciles de
comprobar, para revertir los resultados de la voluntad
popular.
Pero hay formas más sencillas y expeditas que pasan aún
más inadvertidas, tanto para el votante común como para
los especialistas. El tiempo es una de ellas. Y la
explicación es tan elemental que expresarán: ¡No puede
ser!
El CNE indica, sobre todo a partir de la tecnología
Smarmatic, el tiempo que requiere el votante. Para el
23N-08 está pautado en 3’, y en el caso de equivocación o
error se extiende el tiempo hasta 6’. Este es el lapso que
va desde el momento de colocarse frente a la máquina hasta
emitir el voto.
Esta simple referencia, sin considerar las colas ni el
tiempo que se pasa para el resto del proceso, nos dice lo
siguiente: si suponemos que todos saben cómo votar y por
quién votar al momento de estar frente a la máquina (para
eso se han impuesto las chuletas), y se tarda 3 minutos,
sólo podrán votar 20 personas en una hora, 100 en cinco
horas y 240 en 12.
Pero ocurre que en las 8 o 10 horas de vida de las mesas
se meten (¿y se meterán?) muchos más votos basados en el
tiempo del fraude.
¿Y qué hacer frente a esto? Si cada testigo de mesa
comprobara la concordancia entre el número de votantes con
el de papeletas de votos depositadas en las urnas podría
impedir toda posibilidad de fraude, al menos en ese
aspecto.
Y no estamos hablando de por quién se votó, que es otra
rama del fraude: el cambio de los resultados. Se trata
sólo de hacer coincidir las personas reales con los votos
depositados y registrados, al momento de cerrarse el
proceso y en presencia de los testigos. De no realizarse
esa verificación, las diferencias pueden ser
sorprendentes.
Sancho, ¿Estarán dispuestas ‘las oposiciones’ a realizar
ese control o el fraude estará otra vez negociado como el
02D-07?