Ahora es el grito de protesta
contra ‘El Paquetazo’. Se acusa al régimen de irrespetar
los resultados del 02D-07, aunque esos mismos acusadores
forman parte del acuerdo para mantener ocultos los números
oficiales y definitivos de esas elecciones. Lo que ocurre
en este momento parece estar ubicado en la misma línea de
lo que tendrá que ser aceptado por la vía de la imposición
o la negociación.
Nadie puede negar que el régimen avanza hoy con una
Reforma Constitucional que desde un comienzo se dio por
aprobada y aplicada al darle rango constitucional a
misiones, consejos comunales, reserva y demás instrumentos
de fuerza que le servían para apuntalar su ‘cometido
revolucionario’.
De esto hablamos hace un año (La Reforma ya está aprobada
y aplicada, EU, 24-07-08) De modo que con la promulgación
de estas últimas 26 leyes se corrige el pequeño obstáculo
que se encontró en el camino el 02D-07. Algo que, además,
había sido anunciado por el GP. Lo único que le queda
pendiente es la reelección presidencial indefinida y ya
han dicho que lo harán vía enmienda constitucional después
del 23N-08.
¿A qué negociación llegará ahora la protesta contra las 26
leyes que tocan entre otras cosas la propiedad, que
ratifica el rango constitucional de todos sus instrumentos
de “acción revolucionaria”?
Hoy estamos en presencia de un autoritarismo militarista,
de firme y creciente vocación totalitaria que ha contado y
cuenta como ‘contrario dialéctico’ con el factor
negociación, que en la práctica le ha resultado como el
mejor de los aliados.
Por ello hoy es indispensable trascender la confusión.
Este régimen avanza “a paso de destructor” porque no tiene
quien lo detenga sino quien se preste a negociar con él o
a hacerle el llamado juego democrático. Ya a esta hora se
introdujo ante el TSJ un recurso de nulidad contra el
paquete 26. Se pone a un lado que el mismo se presentó
previo visto bueno de la sala constitucional donde ni
siquiera hubo voto salvado.
Los negociadores, de parte y parte, intentan mantener viva
la confusión que les permita seguir sacando provecho de la
difícil realidad que vivimos. Fundamental soslayar lo que
debería ser esencial para un colectivo, no comprometido ni
con el oficialismo ni con oposiciones: que está siendo una
vez más entrampado y manipulado. Hoy estamos frente a dos
ex-países unidos para producir una sola desgracia:
Venecuba.
De esto hemos hablado desde hace cuatro años. El 28 de
agosto del 2005 (EU) señalamos que se había producido la
instalación formal de esa nueva entidad geopolítica. Hoy
está plenamente consolidada. Y si analizáramos nuestra
realidad actual bajo esta perspectiva, entenderíamos lo
que significa un régimen dispuesto a cercenar todo lo que
se ha conocido como libertades democráticas.
Por eso cuando escuchamos voces del constitucionalismo
diciendo que con las últimas 26 leyes habilitantes por
primera vez el GP violenta la constitución, nos alarmamos
ante el nivel de confusión. ¿Cómo es posible que estos
estudiosos del ‘hecho constitucional’, como lo nombra el
positivismo, no entiendan que la imposición del tal
socialismo del siglo XXI y de todas sus ramificaciones, se
monta sobre la violación de una constitución que en parte
alguna alude al cambio del sistema de vida de los
venezolanos?
La constitución del 99 no asoma siquiera la posibilidad de
una aproximación al socialismo y mucho menos construir una
realidad-copia de los que se conoce como ‘revolución
cubana’.
Porque eso es Venecuba: el único modelo que le sirve al GP
para garantizarle su permanencia en el mando-poder, para
servir a la gran empresa del neo-revolucionarismo y el
neo-socialismo-comunismo. Y un antiimperialismo que paga
muy buenos dividendos a la hora de limpiarle el rostro a
un golpista que se presentó como la negación de todo
proyecto revolucionario.
Un modelo, con una práctica de medio siglo, que ha
entendido la revolución como fuerza e imposición. Y eso es
lo que tenemos aquí por delante a la hora de la
convocatoria a las elecciones del 23N-08 para la elección
de gobernadores y alcaldes.
El escenario de dominación venecubana es tan claro que el
paquete 26 contempla la designación de autoridades
regionales para la ordenación y desarrollo del territorio
nacional con recursos propios. De modo que al lado de la
gobernación eventualmente en manos de ‘las oposiciones’ se
le montará un contra-gobernador a efectos de la guerra que
se promovería para terminar de imponer la revolución en
esos espacios.
¿Quién puede entonces concebir que el régimen venecubano
se derrumbe a propósito de la pérdida de unas elecciones?
Para el colectivo, diferenciado de oficialismo y
‘oposiciones’, la tarea es crear una política que le
permita enfrentar los monstruos, única manera de avanzar
hacia una historia diferente con capacidad para entrompar
y derrotar a la Venecuba que se postula hoy como una
entidad ‘irreversible e invencible’.
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