La
nueva
guerra a
muerte por Agustín Blanco Muñoz
domingo,
29 abril
2007
La
orden es terminante: crear la maquinaria para radicalizar
la intolerancia. Porque todo enemigo del régimen tiene que
responder por el desafío emprendido. El terror jacobino se
hizo Guerra a Muerte y luego fue asumido por las
‘revoluciones marxistas’. Y hoy aquí se expresa así:
¡Patria-socialismo o muerte!
Es el terror del Estado-Poder enfrentando todo delito,
tanto la protesta como la conspiración organizada y
sistemática. A la primera se le enfrenta con la violenta
ley del silencio. A la segunda con la violencia de las
armas Y a esta práctica revolucionaria se junta, tal vez
por miedo, cobardía y defensa de sus intereses, muchas de
las empresas supuestamente enfrentadas al aparato estatal
dé y para la imposición.
Y a lo interno, la ‘instancia revolucionaria’ cuenta con
un registro de intereses enfrentados. Cada grupo-posición
obtiene beneficios sin mayores limitaciones. Es la
implosión desenfrenada.
Pero esta ‘revolución’ tropieza hoy con otro mal de fondo:
es muy significativa la parte del colectivo que está en
las esferas del enemigo. Por ello se impone tomar medidas
drásticas como el restablecimiento de la Guerra a Muerte
de 1813.
Los españoles y canarios, aún inocentes encontraron la
muerte. Pero los venezolanos indiferentes y partes del
ejército enemigo, contarán con la vida.
El mensaje está dirigido a la ‘masa llanera’: todo el que
esté en una posición contraria a la independencia corre el
peligro de muerte. El Decreto obliga a definir posiciones.
Y por ello, un historiador del marxismo-positivismo llega
a decir que... “sin guerra a muerte no habría habido
independencia nacional.”
Y 200 años después se revive esa guerra de puros muertos
para significar que quien no se acoja al proyecto de la
patria socialista, será visto y tenido como enemigo de la
‘revolución’ y, en consecuencia, correrá el riesgo de ser
pasado por las armas. ¿Regresamos o simplemente estamos
anclados en 1813?
Y se trata hoy de examinar el progreso de una política
basada en la muerte, a la que se suman
tarifados-burocracia, complicidad y cobardía para aumentar
nuestra condición de expaís.
Sancho, sólo con hombres en plan de hombres-trascendencia
construiremos un país sin asesinos ni asesinados, sin
guerras a muerte ni socialismo dé y para las
imposición-destrucción material y humano-espiritual!