Si
no vas a votar eres un estúpido. Lo único válido es votar
por el No e impulsar a los demás a que lo hagan. Es la
moda del momento. Ya no se trata siquiera de votar, ganar
y cobrar como en diciembre del 06. Ahora es votar para
impedir la imposición constitucional con la cual quieren
implantar el socialismo positivista del siglo XXI.
Y si no votas pasarás a engrosar la lista de los grandes
culpables de la tragedia que vive Venezuela. La de quienes
no se abstuvieron en 1998 y contribuyeron al triunfo del
JU y que luego, al convertirse en abstencionistas son
igualmente culpables de sus triunfos. De manera que el
gran enemigo es la abstención
Pero todos estos señalamientos se vuelven polvo cuando se
saca a relucir el caso del 04D-05. Se decide colectiva y
espontáneamente no concurrir al ‘pasquín electoral’ y la
cifra de abstención alcanzó alrededor del 85%.
Entonces dejó de votar lo que genéricamente se llama
‘sociedad civil’, a la que se sumó ‘la sociedad política’,
los partidos de ‘las oposiciones’. Las cifras oficiales de
esta alarmante abstención aún no han sido publicadas por
el CNE.
Este es un evento que muchos quisieran tapar porque se
convirtió en un enemigo que acusa. En ese momento el
colectivo decidió no contribuir más con el fraude
electoral permanente montado en este expaís, no avalar
otra experiencia como la padecida el 15Ag.-04 cuando
Chávez recibe la gran legitimación después de haber pasado
por la más profunda crisis.
Y ante la contundencia de la decisión colectiva y rotas
las posibilidades de un acuerdo-negociación con el
régimen, ‘las oposiciones’ se vieron obligadas a acompañar
al abstencionismo de la sociedad civil.
Pero una vez que se produce tan imponente resultado, todo
el aparato político-institucional entiende que ha surgido
un enemigo que debe ser combatido en forma terminante y
radical. Porque si una abstención de esta naturaleza se
hace permanente, materialmente acaba con el instrumento
fundamental del ‘juego democrático’.
Y los factores o intereses que tienen que ver con el poder
entienden que se les arrebata el mecanismo mediante el
cual pueden llegar a obtener los propios comandos de la
sociedad y con ello los beneficios que se derivan de esta
acción.
De modo que la abstención se vuelve enemigo principal para
‘los oficialismos’ y ‘las oposiciones’. Se trata de no
perder el instrumento base de control político que permite
incluso hacerle creer al soberano que es quien todo lo
decide a través del voto universal, directo y secreto.
Unas estructuras políticas que para el JU no son más que
“un instrumento para el fin supremo de la revolución” (JU,
Instal. Círc. Bolivarianos, dic 2001) y que una vez
establecida a través del voto, lo sustituirá por un tal
poder popular que “no nace del sufragio ni de elección
alguna”, sino de la condición de los grupos humanos
organizados como base de la población” (Reforma, Art.
136).
De allí que no se debe jugar, por ahora, ni con el santo,
que es el poder electoral, ni con la seña que es
específicamente el voto y el cual hay que cuidar a toda
costa, para que no siga tomando cuerpo una abstención que
de insignificante en 1958 llegó hace ya dos años a más del
80%.
¿Quién puede tener un interés concreto-histórico en acabar
con el negocio y ficción electoral?
Es la vieja política incapaz de entender que en la medida
en que ha aumentado el desencanto-frustración por la
llamada democracia, el colectivo ha arreciado en sus
protestas contra las reglas de juego que tienen su
epicentro en el voto.
En el 98 aumenta la votación porque se impone el rechazo a
las fuerzas que refieren un mayor e irrecuperable vacío.
Pero ya para el 15/12/99 el rechazo se hace presente y un
55% por ciento se abstiene de votar en el referendo
consultivo para la aprobación o rechazo de la constitución
bolivariana.
El régimen entendió desde ese momento que debía procurar
mantener en alto la confrontación para vender la imagen de
una nueva forma en el propio ejercicio del poder. Y en
cada una de las siguientes elecciones se procuró su
contrario dialéctico y en todas resultó ‘triunfador’.
En el presente cuenta también con su oponente. Y esto
permite apreciar la forma como se monta un triunfo
electoral. Por una parte la empresa oficialista del voto
cuidadosamente financiado, administrado y en plena función
, garantizando la estabilidad de la ‘revolución’.
Por otra, el voto de ‘las oposiciones’, descolgado y
enfrentado, sin elemento alguno que sirva de catalizador
de y para la unidad. De allí que cada día haya mayor
dispersión y frentes.
El 15Ag.-04 el colectivo se convence del papel al cual se
le ha llevado y de cómo se le ha convertido en simple
legitimador del régimen. Ahí surge la decisión
abstencionista que comenzó a ser enfrentada el propio
05D-05 cuando el jefe único pone a un lado el 12% que
obtuvo en las elecciones para la AN y convoca a la lucha
por los 10 millones para las elecciones presidenciales del
03D-06.
‘Las oposiciones’, sin hacer examen público de lo
ocurrido, se dan a la tarea de organizarlo todo para
ofrecerle al GP su contrario en las elecciones que
terminarían de legitimarlo. Y a este respecto el oponente
cumplió con todas las exigencias de un buen legitimador:
declaró que su derrota se produjo en limpios y
transparentes comicios.
En la actualidad la dirección es exactamente la misma: se
le proporciona al JU su plano de confrontación para que
haga valer todo su potencial en unos comicios de una
pulcritud reconocida. Y en ese ‘limpio escenario’, el
02D-07 se producirá el triunfo del Si supuestamente por
culpa de “la estúpida abstención”.
Una interpretación perversa e interesada que pierde de
vista que esta expresión del colectivo está llena de
fuerza-futuro y de posibilidades para construir una
historia diferente. Volveremos sobre el tema.
abm333@gmail.com