En
cada edición de la apología al “héroe” del 04F-92 se dice
y repite que Douglas Bravo es uno de sus principales
maestros en revolución socialista marxista-leninista.
Entonces se presenta al hoy GP como una figura que ya
tenía una ‘inclinación natural’ hacia la revolución y que
además tuvo la dicha de encontrarse con personas de ese
oficio que se encargaron de formarlo amplia y
adecuadamente para el cumplimiento de la delicada tarea
que le ha encomendado el destino.
Y ni el ex-comandante guerrillero ni otros de los
mencionados como formadores del ‘gran adalid’ desmintieron
o han desmentido el señalamiento. Por ello, cuando la
periodista Elvia Gómez (EU, 12/02/07, p.1-2) le pregunta
si cree que hay correspondencia entre la formación
ideológica que él le inculcó y lo que estamos viendo, se
limita a referir que en ese período acordaron la
aplicación de un triángulo: cuartel-pueblo-Miraflores.
Y agrega: pero Chávez no cumplió con esa ecuación el 04F y
se fue solo al palacio de gobierno y subestimó al pueblo.
En esta primera acción de comando puso a un lado al pueblo
porque para el momento ya había prescindido de la casi
totalidad de los que habían sido sus aliados en el campo
civil. A este respecto debemos recordar que ‘el héroe’
tomó de ellos lo que le convenía, los pasa por el
trapiche, como tanto se ha dicho, y procede a desechar a
todo lo que ya no le sirve.
Douglas enfatiza que el 04F-92 el hoy GP no le entrega las
armas a la gente ni las lleva para Miraflores. Es evidente
entonces que su propósito no es llevar al pueblo a
posiciones de poder. En realidad, éste debía recaer en las
manos del ‘jefe único’ quien a su vez se encargaría de
demostrar que ‘Con Chávez manda el pueblo’. El pueblo
manda, pero no directamente sino a través de él.
Pero ¿cómo se llega a esta situación en la cual todos los
poderes corresponden al ‘elegido’? ¿Quién, cómo, cuándo y
dónde adquiere la condición de ‘privilegiado’? ¿Fue una
decisión personal o hay algo detrás de todo esto que se
encarga de producir el gran muro de contención del
descontento social y político que está en la calle desde
el 27F-89?
¿A quién le interesaba el advenimiento de una figura con
ascendencia y carisma para mantener al pueblo en la
paz-estabilidad que le conviniera a los grandes dueños del
capital? Lo fácil es quedarse en que no entregó las armas
al pueblo ni llevó la gente a Miraflores. Inevitable, en
consecuencia, tocar la raíz-causa del fenómeno.
Esto nos permite ubicarnos y entender lo que ocurre
posteriormente en este ex-país. Y en lo fundamental nos
podemos explicar casos como el de la entrega petrolera a
las Empresas Mixtas. Esto sólo puede hacerlo quien tiene
la capacidad-posibilidad de manejarse con un discurso
antiimperialista de los más radicales y envolventes, que
despierta aceptación y credibilidad mientras por el otro
lado acomete la más grande de las entregas de la llamada
soberanía. Y este papel de servidor del imperio es el que
cumple el comandante del 04F-92.
Según Douglas Bravo las Empresas Mixtas se presentan como
el modelo revolucionario hacia el socialismo, como el
modelo económico del nacionalismo. Pero todo esto es
mentira. Este modelo simplemente entrega el 40 o 49% de la
propiedad sobre el petróleo a las trasnacionales. Y esto
se va a extender a la CVG y a todas las industrias. Por
esto no hay duda de que ésta es una entrega de la
soberanía nacional que no se había visto nunca. Por ello,
hoy lo que estaría planteado es la nacionalización de esas
Empresas Mixtas.
Esto aquí se limita a darle una beca a la gente, hacer un
supuesto reparto de la renta petrolera a través de una
fórmula que podría llamarse de ‘socialismo limosnero’. Y
finaliza Douglas con esta interrogante: ¿quién puede
pensar en ‘socialismo del siglo XXI?
Esto quiere decir, en nuestra opinión, que, en ningún caso
hay aquí señales de un socialismo fundamentado en una
nueva forma de producir y vivir, en un nuevo modo de
producción.
¿Cuál es entonces el papel que cumple hoy el GP? El doctor
Jerónimo Carrera, presidente del PCV, partido que forma
parte de la estructura gubernamental, en entrevista con
Sara Carolina Díaz apunta: “Los presidentes, desde
Cipriano Castro, que fue nuestro primer guachimán, hasta
hoy, han sido eso, vigilantes de una industria que trabaja
para el mercado externo, no interno. Comerciamos en una
forma en la que el otro fija el precio de venta y de
compra. Eso explica porqué estamos en condiciones de
ruina. Este gobierno no ha logrado todavía desprenderse de
todo eso.” Y concluye: Por eso, “Yo me pregunto si Chávez
será el último guachimán.” (EU, 06-02-07, 1-4)
Tanto el ‘maestro ideológico’ como el presidente del
partido marxista-leninista coinciden en afirmar que la
política que adelanta ‘el jefe único’, a pesar de que
mande al episcopado a leer a Marx, Engels y Lenin para que
sepan qué es el socialismo del siglo XXI, no se adapta a
ningún esquema revolucionario sino, según DB al más claro
neoliberalismo y, de acuerdo a Carrera, a la del
guachimán-vigilante de los intereses del imperio.
El GP ha querido dejar atrás los tiempos que reconocía que
no podía ser marxista porque no sabía nada de marxismo
(ABM, Habla el comandante, p. 398) -con lo cual
deja mal parados a sus maestros- e intenta ahora
adentrarse en las profundidades de una doctrina que tiene
que ser pensada y repensada a la luz de las fracasadas
experiencias del siglo XX.
Hoy es bolivariano-marxista-leninista-fidelista-cristiano
sin tener clara conciencia de las posiciones ideológicas
que asume, pero jugando a la confusión como consejera
mayor para el cobro de transitorios dividendos.
Por ello, en este ex-país hoy tenemos un GP que hace las
veces de guachimán de las riquezas del imperio, al que
dice combatir como nadie antes, para esconder una entrega
sin precedentes. Por esto nadie puede negar que estamos
ante un ‘socialismo guachimán’ que hasta intenta disimular
su condición asumiendo la del propio limosnero. ¿Quién
puede mantener que el tal socialismo del siglo XXI
significa algún adelanto con respecto a los propósitos del
Pacto de Punto Fijo de 1958?
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