Al
aceptar su derrota en la madrugada del 03D-07 el GP lanzó
otro ‘Por Ahora’. Es decir, se colocó y expresó en
términos del militar derrotado cuyos objetivos no fueron
alcanzados en este momento pero que se permite anunciar
que la guerra-golpismo continúa y que ‘no dará descanso a
su alma y a su espada’ hasta que no imponga su proyecto de
reforma sin cambiarle ni una coma.
Y de inmediato se impone la interrogante: ¿Cómo se produjo
esta derrota? ¿Era algo que estaba ‘de anteojitos’ como
quieren hacer ver ahora muchos ‘entendidos’? ¿Al igual que
el 15Ag.-04 y el 03D-06 estaba cantada la derrota del
régimen?
La cuestión es aún en extremo compleja. Las encuestas
habían señalado el triunfo del No. ¿Pero quién creía en
ellas por encima de la maquinaria roja rojita del CNE-Smartmatic-CANTV
totalmente dispuesta para garantizar el triunfo de ‘la
revolución’, por la vía del fraude-trampa?
¿Pero qué ocurre en este caso? ¿Cómo es que se pone de
lado la maquinaria de los ‘arreglos’ encomendados al poder
electoral, llamado a mantener con vida la ficción de
democracia a través de la ‘libertad de votar y elegir’?
¿Se monta sobre el CNE un operativo militar de altos
recursos-contenidos y de inmensas proyecciones? ¿Qué
intereses arman esta política dirigida a enfrentar al
régimen en el seno mismo de uno de sus principales
baluartes?
Aquí opera una variedad de componentes que representan
intereses nacionales e internacionales que se sienten
amenazados por el proyecto Venecuba, que extiende a estos
dominios la práctica autoritaria-dictatorial, con barniz
democrático, pero firmemente inscrita en el modelo
totalitario y otras “experiencias revolucionarias” como la
iraní, china o rusa, interesadas en el desarrollo de la
‘revolución socialista siglo XXI’ que se adelanta aquí.
¿Y cómo es que se derrota a la ‘confederación venecubana’
inscrita en un contexto internacional que le apoya de
manera irrestricta? ¿Cómo se plantea esta batalla contra
Venecuba? ¿Quiénes son sus actores fundamentales? Esta
operación político-militar contra el frente
autoritario-socialista del siglo XXI tiene como primer
actor una alianza ‘cívico-militar’ cuya lista de
componentes aún no es posible exponer rigurosamente.
Pero se puede adelantar (en términos de hipótesis) que una
buena parte del ‘estamento político dirigente de las
oposiciones’ milita en esta ‘unidad’. Y, al parecer, un
importante contingente de fuerzas militares, que es,
precisamente, lo que le permite al general Raúl Baduel
lanzar su advertencia desde el 05N-07: si se produce un
nuevo fraude, otro golpe a la constitución, actuaremos
como el 11A-02 y restableceremos el Estado de Derecho.
A esta hora esas palabras tienen fuerza de ultimátum y
obligan a pensar que desde el momento en el cual se
pronuncian tienen un importante respaldo militar, dirigido
a imponer ‘una nueva situación’ en este ex-país. Algo que
es de suponer era del conocimiento del régimen y en
particular del GP.
La condición para que no estallase una crisis política y
militar de proporciones incalculables es hacer unas
elecciones alejadas del aliño que le otorga el
fraude-trampa. El resultado en tales condiciones
favorecería a ‘las oposiciones’ que son mayoría frente al
oficialismo.
Las ocho o nueve horas que transcurren entre el cierre de
las mesas y la publicación del primer boletín, están
llenas de acontecimientos claves para comprender la
naturaleza y sentido de lo ocurrido. Las reglas del juego
estaban previamente cantadas: el fraude no sería admitido.
Y dado que la pelea era ‘apretada’ se procede a buscar una
negociación con el interlocutor que está al frente del
operativo para ‘cuidar la pureza del voto’.
La conclusión es clara: es necesario reconocer el triunfo
del No y se le permite al GP que maneje directamente el
CNE. Y es cuando él acepta la derrota porque ‘la prefiere
a un triunfo por una minina diferencia’ que llevaría al
cuestionamiento de los resultados y a la refriega.
De modo que no es fácil descifrar el sendero del otro ‘por
ahora’. Porque en lo inmediato no podrá hablar de que es
el único que puede conducir la ‘revolución’ y que a tales
efectos gobernará hasta el año 21, el 50 o para siempre.
El caudillismo-autoritarismo-positivista, convertido ahora
en socialismo del siglo XXI, en este caso queda con una
profunda herida. ¿Hay espacio ahora para hablar y
considerar el llamado chavismo sin Chávez?
Con esta derrota, con ‘por ahora’ incluido y este triunfo
de una fuerza que aún no conocemos en profundidad, pero
que genéricamente representa ‘la oposición’, se inicia un
nuevo período en la historia actual de este ex-país.
El régimen tratará, en medio de una crisis política que
ahora será más profunda, de lograr alguna estabilidad. Las
oposiciones seguirán su situación de alti-bajos de y para
los enfrentamientos. El estudiantado espontáneo y alejado
de toda organización puede dejar la calle. Los dirigentes
harán vida partidista.
De esta manera no se producirá un deslinde-ruptura con el
pasado. Al contrario, no faltará quien vea en esta
coyuntura una oportunidad para intentar alguna vuelta
atrás. Se imitaría así la experiencia chavista que hasta
el momento no ha creado nuevas políticas y que con mucha
dificultad ha tratado de llenar el vació planteado desde
1989.
Nuestras ‘oposiciones’ siguen el mismo esquema. El enemigo
para todos es la abstención del 44% frente a los dos
monstruos que se pelean para superar el 28% que, en un
inicio se les confiere.
Podría pensarse sin embargo que en el cuadro político
actual haya posibilidades para impulsar nuevas políticas,
nuevos políticos y un liderazgo diferente, horizontal,
lleno de novedad, imaginación y de todos los festejos. En
este terreno puede jugar un papel relevante esa abstención
que no termina de cuadrarse con el oficialismo y ‘las
oposiciones’, pero que apuesta al futuro de este expais.
Apuesta a que, de esta difícil encrucijada, surja una
fuerza de verdaderas esperanzas, apartada de las que hoy
significan la destrucción de Venezuela, para poder avanzar
así con certidumbre hacia un tiempo de manos limpias,
creación y libertad que hoy, una vez más, reclaman los
estudiantes.
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