De
nuevo toma cuerpo la desesperación. Para muchos el 02D-07
ocurrirá la gran derrota del oficialismo. La reforma
constitucional no será aprobada y comenzará un período de
inestabilidad sin precedentes.
Algunos críticos objetan que no estemos alineados con los
‘analistas’ que mantienen, en base a la casi totalidad de
las encuestadoras, que es inminente la derrota del ‘Si’.
Sostienen que es un atrevimiento y un extremo inaceptable
haber afirmado desde hace varios meses que la reforma ya
está aprobada y aplicada.
Hoy la casi totalidad de las mediciones de opinión
mantienen que el Socialismo Impuesto (‘Si’), bolivariano a
la cubana y marxista-leninista-fidelista será derrotado en
su intento de adquirir rango constitucional.
Una vez más esas encuestadoras alimentan la
emoción-subjetividad. Y no dejan claro que sus
estimaciones sólo tienen validez a nivel teórico: en la
práctica la opinión es enteramente controlada por la
maquinaria oficial que tiene en el CNE el puntal para los
resultados preestablecidos.
¿Cómo suponer que aquí y ahora habrá un juego electoral
limpio y transparente?
Mucha de la gente que ayer se identificó con el ‘candidato
de la unidad nacional’ hoy se siente materialmente
obligada a seguir la orientación de la “convivencia
democrática” que lleva a proporcionarle al régimen su
contrario dialéctico en el marco de las normas
establecidas para el Referendo Aprobatorio.
Se ratifica de este modo la línea del voto y la convicción
de que hay posibilidades de triunfo por la vía electoral y
que así se le podrá quitar a este ‘proceso’ su más acabado
proyecto: la constitución que sirva de base y fundamento
legal al socialismo del militarismo–autoritarismo de clara
factura totalitaria.
Estos son los mismos que, al igual que el 03D-06,
esperarán cerca de las 9 de la noche para decirle a la
gente que reconocen el triunfo del ‘Si presidencial’ en el
contexto del juego democrático. Y de seguidas seguramente
harán un llamado a mantener la calma y la serenidad.
Por ello se olvida interesadamente el cuestionamiento que
se ha hecho al CNE y que está registrado en
investigaciones como las adelantadas bajo la dirección de
Tulio Álvarez, Ignacio Benedetti, Genaro Mosquera,
Ezequiel Zamora, Freddy Malpica, Jorge Tamayo, Manuel
Rodríguez Mena, Mercedes Febres Cordero y Guillermo Salas.
Estos señalamientos-acusaciones, objetivamente
demostrados, deben ser puestos de lado para acompañar
‘democráticamente’ al régimen, en su nueva incursión en la
componenda que le permite la negociación-colaboración.
Esto es obligado tenerlo en cuenta para pensar ‘el día
después’ a que alude el padre Ugalde (EN, 26/10/07, p.13).
Para él se requiere que la abstención y el ‘No’ se acepten
aunque no se gusten como fuerzas complementarias del mismo
rechazo a la reforma constitucional, aunque esta es una
derrota que Chávez no reconocerá. (EN, 26/10/07).
No es verdad que al día siguiente se borrarán las
diferencias y que se gustarán y sumarán las fuerzas del
‘No’ y la abstención para producir un rechazo al triunfo
del ‘Si’ que habría obtenido entre un 20-30% de los votos
emitidos. Esas dos posiciones que cada día están más
regidas por lo irreconciliable.
Porque hay que decirlo de manera terminante: mientras este
régimen cuente con el apoyo de ‘oposiciones’ que le
convalidan “su juego democrático”, se extenderá su
pervivencia.
Por ello la lucha en la actual coyuntura no se puede
limitar a las posiciones de gobierno. Inevitable tocar y
enfrentar los aliados-colaboradores. Y conste, la
referencia tiene que ver con la dirigencia empeñada en
hacer negociaciones, a las que arrastran a la parte del
colectivo que les sigue en medio de la
confusión-manipulación.
No ha faltado quien diga que utilizamos mucho tiempo y
energías enfrentando esa parte de ‘las oposiciones’. Eso
obedece a una convicción: aquí no hay regreso hacia
posiciones que corresponden al pasado ni se puede plantear
simplemente el cambio positivista de un hombre por otro.
Un cambio verdadero pasa por la liquidación de la
dirigencia corrupta del pasado, incluyendo la que ha
querido guarecerse bajo las oscuras y perversas banderas
de una tal quinta república.
Hoy, en definitiva, está claro que el presente régimen
avanza materialmente sin contendores hacia los objetivos
que se ha trazado: destruir lo que queda de una Venezuela
que pensó y aspiró vivir en democracia, para imponer un
proyecto autori-totalitario vendido y distribuido en el
empaque del fracasado socialismo del pasado siglo que se
promociona hoy como una novedad siglo XXI.
Pero no se ajusta a la verdad el señalamiento de que el
régimen logrará estabilidad y aceptación nacional e
internacional. El plan del socialismo positivista de la
imposición y el atraso incitará a un abierto rechazo que
abrirá las compuertas de una violencia que sólo se podrá
detener con la aplicación de una profunda represión.
La necesaria y obligada respuesta provendrá de buena parte
de lo que hoy es abstención y que, al hacerse
conciencia-organización, se puede convertir en una
instancia que produzca nuevas ideas e instrumentos
políticos de lucha para la construcción de un
futuro-realidad diferente.
Nos esperan tiempos muy difíciles marcados por una
profunda crisis de señales económicas, políticas,
sociales, militares y ético-morales. Una mayor
descomposición en cuyo contexto se inscribirán estallidos
sociales que sólo podrá contenerse por la vía de la gran y
permanente represión.
¿Hasta dónde llegará y como vivirá ese socialismo de la
imposición (‘Si’), dispuesto a convertirnos cada vez más
en una simple extensión de la llamada revolución cubana?
¿Cómo puede triunfar una ‘revolución bolivariana’ que esta
unida e identificada con el fracaso cubano? ¿Estamos acaso
condenados a convertirnos en simples, derrotados y
entristecidos venecubanos?
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