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¿En qué estará pensando
el Libertador?
“Lo que hago con las
manos, lo desbaratan los pies de los demás”.
Simón Bolívar
Angel Gustavo
Cabrera
Bolívar escribía a Santander el
11 de marzo de 1825 “Luego podemos concluir por mi
proposición de prepararnos para una lucha muy
prolongada, muy ardua, muy importante ...El
remedio a todo esto es el Gran Congreso de
Plenipotenciarios en el Istmo bajo un plan
vigoroso, y extenso, con un ejército a sus órdenes
de cien mil hombres a lo menos, mantenido por la
Confederación e independiente de las partes
constitutivas”. Pero esto no era más que un sueño
que persistió en la carrera política y militar del
Libertador, porque al año siguiente se
desencadenaría toda la tragedia separatista
auspiciada por Páez en Venezuela y Santander en
Colombia con el apoyo de las oligarquías criollas
y las castas militares encumbradas en el poder
político. Casi dos siglos han trascurrido de esa
utopía bolivariana y se sigue hablando de
integración latinoamericana con nuevos
protagonistas y actores. Pero ni Chávez es
Bolívar, ni Uribe es Santander. Nuevas realidades
de orden geopolítico, históricos y sociales
aparecen en el marco internacional con economías
globalizadas e interdependientes y valdría la pena
preguntarse ¿Cuál soberanía se discute? ¿Se debe
ser neutral frente a la guerrilla colombiana
permitiendo que operen libremente en el país?
¿Vamos a trasladar a Venezuela el esquema cubano
chovinista y patriotero para mantener una
dictadura de casi medio siglo? Toda una serie de
interrogantes que se han puesto en el tapete a
raíz del caso Granda, alto dirigente de las
Farc. La propuesta colombiana no representa
algo absurdo. Este puede ser un punto de partida
para los planes de Chávez en impulsar un nuevo
sistema multipolar internacional. Las cumbres
integracionistas son la debilidad del Presidente y
esto podría ser propicio para iniciar ese “Gran
Congreso de Plenipotenciarios” al estilo
bolivariano. Sin embargo Chávez sabe lo riesgoso
que esto significa para una discusión con los
demás presidentes de América Latina y el Caribe
acerca de un tema tan controversial como lo es el
de la guerrilla colombiana y las implicaciones que
tiene con secuestros, narcotráfico y asesinatos de
civiles, tanto de un bando como del otro. Sabe el
Presidente venezolano la posibilidad que se
conforme una santa alianza contra la guerrilla y
entonces como queda sus coincidencias con la misma
y la solidaridad que le presta. Prefiere, como
estratega político, asirse de las banderas
patriotas y soberanas para ir contra un sector del
gobierno colombiano y el Imperialismo
Norteamericano. Prefiere Chávez encerrarse con el
presidente colombiano en un lugar apacible de los
llanos venezolanos para allí cantarle los versos
de Florentino y el Diablo, sobre todo aquel que
dice “Sepa el cantador sombrío / que yo cumplo con
mi ley/ y como canté con todos/ tengo que cantar
con usted. Sabe Chávez que allí, en eso parajes
solitarios, no se compromete ante la opinión
pública de los compromisos secretos a los que se
pueda llegar, inclusive sin la molestia de tener
que negarse de lo que dijo o no dijo. Al final
triunfa Florentino acompañado de Dios y todos los
santos sobre las fuerzas del mal representadas en
Alvaro Uribe. Mientras tanto convoca a una gran
marcha como desagravio a la soberanía violada por
un país hermano. Los cálculos pueden aumentar su
popularidad. La estrategia latinoamericana de
integración debe plantearse sobre temas comunes
que nos afectan por igual respetando principios de
autonomía y soberanía. No podemos aceptar que
Estado Unidos siga con sus amenazas, pretendiendo
seguir utilizando a la OEA y la Carta
Interamericana para amedrentamos con una invasión.
La Secretaria de Estado Norteamericano no debe
volver al pasado con ese lenguaje de agresión y
entender que América Latina no es su patio
trasero. La soberanía no ha perdido vigencia; sin
embargo, no debe ser usada para introducir modelos
autocráticos de gobierno que ni han sido
consultado ni pertenecen a nuestro desarrollo
idiosincrático e histórico. El pensamiento
bolivariano debe actualizarse, los dogmas de la
izquierda dogmática con sus santos y cultos tiene
que superarse, inscribirse en la búsqueda de
nuevos derroteros. El hombre y las sociedades
evolucionan y ubican a cada quien en su tiempo
histórico. Bien decía el filósofo Umberto Eco
recientemente que la civilización actual pretende
conservarlo todo. Y esto, probablemente, se
encuentra también en el campo de las ideas
políticas y doctrinarias que han gobernado al
mundo desde los poderes establecidos. Simón
Rodríguez no se equivocaba con aquella sentencia
de “Inventamos o Erramos”, nada tenemos que ver
hacia el Norte y la vieja Europa agregaba. Y yo
incluyo los modelos autoritarios de cualquier
signo.
La guerra
fría de Chávez
Luis De Lion
La actual crisis entre Colombia y
Venezuela, a raíz del caso Granda, pone en
evidencia la visión postmoderna que de la realidad
política internacional tienen dirigentes de corte
autoritario como el presidente Chávez. Sus
trasnochadas ideas lo llevan a actuar como si
estuviéramos en los tiempos de la guerra fría. El
mundo ha cambiado mucho no sólo desde la caída del
Muro de Berlín, sino desde el 11-S del 2001, fecha
a partir de la cual se profundizó en una verdadera
y necesaria lucha antiterrorista, de jurisdicción
planetaria, a decir por el reforzamiento de la
resolución de las Naciones Unidas existente en la
materia y la cual señala que: “actos terroristas
no pueden ser justificados por consideraciones de
índole política, ideológica, racial, étnica,
religiosa u otra naturaleza similar”. Así pues,
este tipo de crisis sólo favorece a autócratas y
dictadores del estilo de Hugo Chávez y el
aislamiento al que buscan ser sometidos, no sólo
los fortalece en lo interno por cuanto sería una
excusa para perseguir opositores y acusar de
traidor a la patria a todo aquel que no siga sus
causas suicidas, sino que aíslan a sus respectivas
naciones del contexto internacional, encerrándose
en un hermetismo, al mejor estilo del que se vive
en Libia, Birmania, Corea del Norte y Cuba, entre
otros. Es hacia allá que pretende llevarnos Hugo
Chávez con sus naftalínicas ideas. Pero igualmente
en lo interno algunos partidos políticos, no menos
postmodernos, de esos que apoyaron a Chávez en el
98 y que hoy se supone lo adversan o al menos
conforman la comparsa opositora, no han tardado en
pronunciarse en favor de la tesis presidencial,
que gira en torno a una supuesta violación de la
soberanía nacional por parte de Colombia, al
momento del aparente secuestro de Granda en
territorio venezolano. A comienzos de los 80, los
socialistas franceses, también creyeron que era un
asunto de soberanía nacional proteger en
territorio francés a miembros de ETA, por cuanto
los consideraban luchadores de la resistencia
vasca, víctimas potenciales para aquél entonces de
la naciente democracia española. Así las cosas,
son demasiadas las ocasiones en que Chávez ha
arrastrado a las fuerzas políticas venezolanas, a
que lo sigan; primero en su estafa espejismo
constituyente, luego provocó a la alta dirigencia
petrolera y los hizo caer en la trampa de una
ficticia crisis petrolera, y más recientemente
obligó a la oposición en pleno a participar y así
legalizar el fraude electoral del 15 de agosto
2004. Lo que queda de oposición en Venezuela, así
como lo que queda de opinión pública y de sociedad
civil, no deben dejarse arrastrar nuevamente al
matadero a través del opaco y confuso discurso que
tiene el presidente Chávez en cuanto a lo que para
él significa la soberanía nacional. De esa manera,
Chávez el torpe histrión, estaría creando su
propia crisis de los misiles, tal y como hizo su
mentor Fidel Castro en los 60. Y si de soberanía
verdaderamente se trata, la venezolana hace rato
que viene siendo violada por los miles de agentes
cubanos que operan en territorio venezolano, que
si la oposición no los denuncia abiertamente será
porque dichos agentes no sólo no han sido
nacionalizados, ni votan, sino que son mas
discretos y más profesionales que el nuevo rico de
Granda. Como quiera que sea, no podemos
permitir que gracias a las absurdas ideas de un
Presidente inexperto e ineficaz, el cual apoyado
por una banda de sanguijuelas que se escudan bajo
el título de intelectuales de la comunidad
latinoamericana, conviertan a Venezuela en un
santuario de terroristas. En la actualidad, la
lucha antiterrorista constituye una prioridad no
sólo para las democracias occidentales, sino que
hasta la China y Rusia, han hecho propuestas ante
el Consejo de Seguridad de la ONU en la búsqueda
de una estrategia de profundización en la acción
global contra el terrorismo. De manera pues que la
lucha antiterrorista no es sólo una manía ni una
fobia de la administración Bush. http://www.webarticulista.net/-
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