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¿Quién repara la Democracia?

Luis De Lion

El politólogo norteamericano y antiguo consejero de Bill Clinton, Benjamin Barber, en su libro “Fear’s Empire” señala, entre otras cosas, que la virtud más importante de la democracia es la paciencia.
Sin duda, y el aguante que los venezolanos habían demostrado hasta el pasado viernes 27 de febrero, explicaba de manera clara no sólo un gran estoicismo y una plena conciencia democrática, sino que la sociedad venezolana, a pesar de la asfixiante crisis que padece, se estaba comportando con honestidad y pulcro acatamiento a las normas democráticas. Prueba reciente e inequívoca de ello, fue el proceso de recolección de alrededor 3.5 millones de firmas.
Sin embargo, desde el CNE, primero por parte de su tan barroco como inepto presidente Carrasquero, segundo y desde la sombra el inefable Oscar Bataglinni y últimamente de boca de Jorge Rodríguez, personaje que confunde transparencia y justicia, con venganza personal; se han burlado de la paciencia de los venezolanos.
De la cantaleta de declaraciones rencorosas y en nada institucionales, a las que Jorge Rodríguez nos somete desde hace semanas, sobresale el haber tratado a los venezolanos de pillos, considerar que el acuerdo de la Mesa de Negociación y Acuerdos no es vinculante, habló de dudas razonables y de la huella del estafador. Con esto, no nos queda la menor duda que Rodríguez ha estado siguiendo un curso rápido de “Derecho sin barreras” dictado por los jurisconsultos chimbines causa, Tascón y Carrasquero.
De esa manera, entre ligerezas y atropellos, hemos dejado bien atrás y gracias a éste CNE, los tiempos en que la democracia funcionaba -tanto que hasta un golpista podía ser electo Presidente-, la época en que el poder electoral y los ciudadanos se respetaban mutuamente, los días en que el pueblo se sentía representado y votaba sin miedo y en ambiente festivo, luego de unas campañas electorales con sentido y contenido.
Hoy, ante este CNE somos todos sospechosos, y que hecho tan paradójico viniendo de una nueva directiva, que nos ha exigido requisitos como ninguna otra directiva en el pasado.
Hipocresía y burla. En fin, no hacía falta que los rectores oficialistas del CNE se disfrazaran de inquisidores, cuando lo que son es un trío de burdos saqueadores.
Por cierto que hablando de contrasentidos ¿serán entonces, el inoxidable camarada Molotov, el siempre presente y consecuente caucho quemado y la respetable peñona guaratara, quienes vengan a ayudarnos a reparar nuestra democracia? http://www.luisdelion.net/-

Un destello en el marjal
“Homicidios”

José R. Herrera V.

Este no es un tema muy noble, pero sí es motivo de tertulias dondequiera que se reúnan seres reflexivos, y ha de ser así pues en este país donde No Estamos en guerra, mueren de 60 a 100 personas cada fin de semana. Las causas de defunción son variadas y no es mi objeto renombrarlas. El hecho ineludible es que arrancarle la vida a un infeliz, es más fácil “que pelar mandarinas”. Le invito para que se detenga y reflexione en estos detalles, tan a la vista, pero, pero, pero... ¿Hasta cuándo el hacerse de la vista gorda ante el armamento ilegal que portan tanto los “guapos” del country como del barrio, sin que ocurran los señalamientos y procedimientos de rigor? No haré mención del que ingresa, quién sabe como, a las penitenciarías... aunque de manera muy discreta, existe un cyber-juego de gran demanda entre niños y adolescentes (Counter-Strike) que los desconecta del significado Emocional de la palabra “matar”. El año pasado, en los EEUU, escolares armados de fusiles y escopetas, ocultos y encaramados en árboles, dispararon a sangre fría sobre compañeros y maestros, con balance de lesionados muy lamentable... La impunidad es el santo y seña de nuestros tiempos, hasta el punto de tornarse otra calamidad que azota inmisericorde al común de los ciudadanos pero con una particularidad muy ruin: los desafueros son cometidos de igual forma por ambos bandos, entiéndase así, y no se produce ningún señalamiento y menos la sanción respectiva. Tan sólo le invito a revisar la crónica roja de los diarios y quede el comentario a su discreción.
Es así como la titularidad de cada lance, en una página, se la disputan los consabidos “ajustes de cuentas”, “enfrentamientos” (???) “ajusticiamientos” y los “linchamientos” que poco a poco, también comienzan a tener centimetraje o dígame usted si no.
Quiero concluir y me dirijo a los organismos, personas que investidos de cierta autoridad y con desempeño probo que además tengan el poder suficiente para generar los cambios urgidos. Es posible que no les parezca el núcleo del asunto, pero les advierto que sí tiene peso específico y muy determinante: La deserción escolar en niños de tierna edad, el impresionante índice de desempleo, la recurrente y desapercibida violencia doméstica y el derrumbe de la institución moralizadora por excelencia: La familia. Cualquier empresa que quiera emprenderse contra el flagelo ya descrito, ha de comenzar por ese decepcionante piso.
“El hombre realiza malos actos recorriendo el camino equivocado a través del deseo, del odio, de la ilusión y del temor”.
Canon Pali
E-mail:jherrer69@hotmail.com-

La escuela de la hipocresía

Angel Gustavo Cabrera

Nuestras escuelas públicas y privadas están llenas de vicios y deformaciones en el aprendizaje, en la ética y la moral que la convierten en una máquina devoradora de niños, a decir de Norma Odreman. Su estructura está conformada por un currículo oculto, del cual quien intente transformarlo será duramente atacado y por supuesto vilipendiado para que deje las cosas como están y termine adaptándose a su funcionamiento cotidiano. Es una institución que se adecúa a los valores y antivalores de la sociedad, de allí su distancia entre el ser y el deber ser. Claro está que el daño que puede ocasionar se perpetúa y es irreversible para sus usuarios y su condición ciudadana.
Nuestras escuelas por dentro proscriben la crítica, la diferencia y el disenso. Se teje día a día en una armonía aparente escondiendo rumores, chismes y maledicencia. La manipulación, la trampa y las emboscadas suceden sin ruborizar a nadie. Su lenguaje, su comunicación interna, el desenvolvimiento de los diferentes actores tienen que ser acoplados a “una manera de hacer y decir las cosas”, que respete el orden establecido, es una suerte de “ética y moral” que trasgrede leyes, reglamentos y la propia Constitución Nacional.
En el caso de la relación docente impera aquello que “entre bomberos no se pisan la manguera”, aunque la falta sea evidente. El Equipo Directivo debe engranarse al ritmo cotidiano que determina su “moral” ya que de lo contrario sufrirá camino al infierno, basta que esté identificado con el deber ser y el cumplimiento de las leyes para ser catalogado de “patronal” excluyéndolo de su condición docente. Desde el momento que el directivo se maneje en un estilo de liderazgo “dejar hacer, dejar pasar”, entonces las cosas cambiarán para él y prácticamente la escuela podrá funcionar sin directivo, sólo para firmar los papeles y siempre en defensa de sus colegas por encima de todo. En el mundo de la complicidad que no se debe alterar.
En el caso de los docentes y la relación con los alumnos está claro que el docente es autónomo en el aula, según su interpretación sesgada de la ley, por lo tanto puede hacer lo que le venga en gana, manejar los programas a su antojo, total, lo importante es que le dé resultado. Vaya usted a ver los resultados: niños aburridos con cuadernos repletos de copias, planas, dictados para corregir la ortografía, cuentas de operaciones básicas, etc. Nada que ver con niños críticos, participativos, con opiniones diferentes y alegres por lo que han aprendido y no olvidado. Que ose un niño en decirle al maestro que le gusta tal o cual cosas de su práctica pedagógica para que sienta inmediatamente el peso de la autoridad en el grito, la mirada y hasta si es posible un buen coscorrón. En esta escuela de la hipocresía todo es válido porque la mentira es parte del currículo oculto que aflora.
En la relación con la comunidad, es decir, los representantes, ellos siempre deben estar afuera de la escuela, jamás adentro averiguando lo que no les compete, que vayan a ocuparse de sus labores hogareñas, que la educación escolar es de los maestros. Si se queja mucho o reclama hay que hacerle la cruz e identificarlo como representante problemático. Por supuesto, nunca tendrá la razón y el directivo intentará persuadirlo para que se quede tranquilo.
Este es una pequeña radiografía del mundo interno de muchos planteles educativos, aunque sé que existen excepciones de maestros y directivos que luchan contra estos vicios y deformaciones haciendo de su praxis pedagógica una experiencia verdaderamente creativa, de respeto entre sus actores y orgullosos de formar los ciudadanos que plasma nuestra Constitución Nacional y sus leyes.-