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La suerte democrática

Luis De Lion

Un nuevo año, la misma rutina y las esperanzas medianamente cifradas, el referéndum revocatorio va cogiendo forma, las elecciones regionales están en el calendario; por lo que este año los venezolanos seguro que votamos, será inevitablemente el 2004 un año electoral.
Ahora bien, ni chinos, ni cubanos, ni libios, ni coreanos del Norte, entre otros millones de habitantes del planeta tendrán este año, y posiblemente tampoco dentro de mucho tiempo la misma suerte que los venezolanos. Ustedes me dirán que ese es rollo de ellos y sus respectivas dictaduras. Entonces, en ese caso debemos dejar atrás ese discurso demagogo opositor, que dice que en Venezuela vivimos una dictadura. En concreto, somos unos privilegiados, en relación a miles de millones de habitantes de la tierra; dejemos de quejarnos y tengamos conciencia de nuestra suerte y utilicémosla al máximo, de manera que todos los venezolanos puedan beneficiarse.
En ese sentido, desde mayo del 2003, con la firma del acuerdo entre Gobierno y oposición podríamos decir que se sentaron las bases para una salida democrática. Imagínense hoy como estaríamos si no se hubiera llegado a dicho acuerdo.
Pero no debemos permitir que se nos vuelva a llenar primero el ojo que la barriga, ni comportarnos como el muchachito que es llorón y la mamá -en este caso es el papá- que lo pellizca. El 11 de abril 2002 desperdiciamos una oportunidad, de esas que no se repiten; entonces ¿por qué no? acomodarnos mejor en la butaca democrática, ya que tenemos una idea clara y precisa de lo que hay que hacer.
Está claro que nadie en Venezuela -salvo interesadas excepciones- quiere volver al pasado. Todos sabemos cuan larga es la lista de sufrimientos y de males que padece la inmensa mayoría de los habitantes de Venezuela. Pero, si no creemos y no nos servimos en el 2004 de nuestra suerte democrática, la factura que deberán pagar las próximas generaciones será monstruosa.
En estos días de saludadera de feliz año y de promesas y resoluciones de año nuevo, ¿por qué no proponernos para este 2004 tentar la suerte democrática que aún nos pertenece? http://www.luisdelion.net-

Especulaciones
Afinando estrategias

Pablo Ulises García Pérez

El año 2004 es ya una realidad. En consecuencia, entramos en lo que podría llamarse la recta final de una de las etapas más controversiales de la historia contemporánea de Venezuela. Etapa donde los venezolanos hemos tenido que confrontar, en cinco años, situaciones extremas, jamás vista, en cuanto a lo político, a lo económico y sobre todo a lo social. Producto de la ineptitud de un régimen autocrático, que amparado bajo una imagen de revolucionario, desconoce el pluralismo como esencia de la democracia. Generando, en consecuencia, odio, pobreza, divisionismo, hambre, miseria, marginalidad en el pueblo, amparado bajo un falso ideal bolivariano.
Lo cierto es que aún estando en lo que debe ser la culminación de una pesadilla, todavía quedan unas cuantas cartas ocultas llamadas estrategias, debajo de las mangas, aparte de la AN y el TSJ, por parte del régimen, para tratar de frenar o alargar las posibilidades ciertas del RR.
Una de esas estrategias podría estar centrada en atender “prioritariamente”, por no decir utilizar, a uno de los sectores más afectado por su pésima política económica centralista, en su afán de exterminar el capital privado interno, me refiero al sector de desempleados.
Esto, por una razón muy simple. El Gobierno está claro que existen ocho millones de venezolanos conviviendo en extrema pobreza. El mismo Chávez lo ha reconocido, también lo está en cuanto a las razones, quienes lo conforman y donde ubicarlos. Atenderlos, en este momento, puede arrojarle buenos dividendos. No en vano, Chávez habla de utilizar los Mercal para subsidiar a los más pobres.
Para Chávez, y para la CD, las cuentas están a la vista, existen dos millones setecientos mil desempleados en todo el país, que no han recibido, por ahora, apoyo alguno del régimen. De los cuales, aproximadamente el 48%, es decir: un millón trescientos mil desempleados, son absolutos, no cuentan con ningún tipo de recursos para llevar alimentos a su familia. Estimando que en promedio cada familia esté conformada por 6 miembros, suman siete millones ochocientos mil compatriotas que se encuentran inmerso en la mayor de las miserias, lo que llaman pobreza extrema. Esa es la cifra mínima. Su atención inmediata por parte del Gobierno, mediante esta modalidad subsidiaria, abriría otro canal populista a su favor, para tratar de evitar que ese sector participe en el RR.
Esto, de ser posible, debería ser tomado en cuenta por la CD para enfrentarla, dado que los recursos están en manos del régimen y la infraestructura también. Lo que da una ventaja para su implementación. Por dar un ejemplo, con dos bolsas de alimentos que llaman “solidaria” al mes, que logre repartir, implicaría una erogación de, aproximadamente, ochenta millardos mensuales, para atender ese 48% de desempleados. Supongamos que este plan se mantenga máximo, por seis meses. Serían cuatrocientos ochenta millardos los que necesitaría el régimen para desarrollarlo. Esa cifra mágica equivale a un poco menos de la tercera parte de los mil seiscientos millardos de bolívares (un millardo de dólares) que, casualmente, está reclamando Chávez al BCV, supuestamente para financiar al agro venezolano. Por lo visto, una razón válida. Así, llama ahora el régimen a las campañas electorales.
Para la CD, como ente político representativo, su principal estrategia debe ser la presentación inmediata ante el país del Proyecto del Nuevo País, donde, seguramente, dará prioridad al grave problema del desempleo. Está obligado, además, a señalar el camino para la reconstrucción nacional. Insisto, debe poner ese Proyecto lo más pronto en manos del pueblo, para que éste tenga claro hacia dónde vamos, cuáles son los verdaderos propósitos y el cómo pretende el gobierno de unidad lograr las metas propuestas. Es decir, presentar transparencia en cuanto a las acciones propuestas para poder aumentar credibilidad y confianza. Lo saludable es mostrar el hacia dónde vamos. En caso contrario, pudiese darse, no que el régimen gane; sino que el pueblo pierda una vez más.-

¿Qué nos espera?

Agustín Blanco Muñoz

Reiteramos: Nos esperan tiempos muy duros. Lo vivido anuncia tempestades. ¿Pesimismo? La historia no es un juego entre optimistas y opuestos. Para muchos observadores y actores esta situación no la determinan las firmas y sus derivados, sino el cuadro estructural, caudillista y atrasado vigente que hace inevitable la violencia.
El agotamiento-descomposición de este modelo de sociedad se hace tangible a partir del 27F-89, cuando las mayorías destituyen a la élite político dirigente y asoman su intención de protagonismo-liderazgo, para cambiar el curso de la llamada historia nacional. Esta amenaza fue combatida con la peor represión. El rompimiento marca, a la vez, la aparición de un gran vacío en todos los órdenes.
Por una parte están las mayorías y por otra la misma dirección de la “politiquería”. A una “nueva escuela” se le otorga la responsabilidad de conducir los cambios exigidos. Pero ésta echa mano, como en el siglo XIX, de un movimiento que agrupa a desplazados de toda reivindicación para que sigan al nuevo caudillo y salvador. En este sentido, la llamada “revolución bolivariana” forma parte del contexto del siglo pasado. Zamora y “su reencarnación están al frente de tan atrasada empresa”.
Una revolución, que mezcla la “positivo-liberal-montonera” con la socialista-antiimperialista del siglo XX y la antiglobalexplotación de hoy, y que es, supuestamente, lo contrario a la democracia representativa, pero que sigue su escuela, para adelantar una tal transición que nadie sabe lo que significa en el plano estratégico. ¿Transición entre la democracia y revolución? ¿Cuál democracia? ¿Cuál revolución? Hoy parece estar claro, que “el soberano venezolano” creyó salir de la trampa de la democracia representativa para quedar entrampado en la mentira de la revolución.
El “jefe único” de esta “revolución” ha repetido hasta el cansancio que estamos ante una sociedad que no acaba de morir y otra que no acaba de nacer. ¿De qué habla? ¿Dónde se ha creado esa “sociedad del hombre nuevo”? ¿Se formará aquí un nuevo orden con base a tres raíces del siglo antepasado y sus respectivas interpolaciones de los siglos que siguen, hasta lograr la completa preparación de un gran pasticho ideológico y político?
Aquí cayeron los muros de la democracia y la “revolución”. ¿Cómo y cuándo se producirán entonces estructuras que pongan de lado el modelo regido por la desigualdad? La salida a la crisis que padece este ex país nos acercará, por desgracia, cada día más a una violencia dispuesta para continuar el mismo ciclo de atraso y padecimiento que tiene en el cambio de hombres, formas y procedimientos su máxima expresión. El camino democrático no tiene espacio en este régimen. ¿Será éste un Nuevo Año? ¿Estaremos preparados para lo peor?
abm333@cantv.net
www.historiactual.org-