A
lo largo de dicho debate vimos a un
Kerry mucho más presidenciable en la forma, pero sin ir al fondo
en la explicación de su proyecto de política exterior. Del otro
lado Bush apareció a la defensiva, pero sin cometer errores,
fiel a su capacidad de síntesis a través de frases cortas,
claras y directas.
En
fin y si bien, se debatió ampliamente sobre la política exterior
que el gobierno norteamericano está llevando adelante en Irak,
ninguno de los candidatos le dedicó mayores frases, ni a la
naciente democracia iraquí, ni a la seguridad dentro del propio
Irak; en éste punto, Kerry particularmente ignoró y se mostró
indiferente en torno al primer ministro iraquí Iyad Allawi.
Previo al debate, los sondeos no le favorecían a Kerry y en
consecuencia estaba obligado a golpear de primero y fuerte, a
jugarse el todo, y así arrancó el debate el senador. Sin
ambigüedad,
Kerry reiteró que Bush se había descuidado en la captura de Ben
Laden
“Bush
envió 10 veces mas soldados en Irak, que en Afganistán donde se
encontraba Ben Laden…”, así como también acusó al presidente
de haber descuidado otras amenazas mas graves que el propio
Saddam, es decir Corea del Norte e Irán.
¿Quiso decir Kerry, que bajo un hipotético
gobierno suyo, se atacarían a estos dos países, miembros del
llamado eje del mal?
Con dicho comentario, Kerry ponía en
evidencia uno de los pocos puntos débiles que tuvo en toda la
noche, del cual Bush no sacó provecho.
Al
mismo tiempo y adoptando un tono reposado, dando la imagen de un
dirigente que reflexiona, Bush insistió en establecer
puentes directos, entre el 11 de septiembre e Irak. Atacó
directamente a Kerry al señalar que éste: “no podría ser un
buen comandante en jefe, dado que constantemente enviaba
mensajes contradictorios en virtud de sus frecuentes cambios de
opinión”.
Pero encontrarse con un Bush a la defensiva era una situación
previsible, por cuanto al presidente le tocaba defender un
balance de gobierno; mientras que Kerry tenía la ventaja – que
no desaprovechó – de poder jugar con las palabras y con las
promesas. Si bien Kerry dijo tener un plan de
cuatro puntos, sin entrar en los detalles del mismo – aquí Bush
tampoco se aprovechó -, Kerry se paseó por la idea que los
Estados Unidos deberían reforzar y mejorar las relaciones con
sus aliados; en éste momento Kerry mientras criticaba el
unilateralismo de Bush, asumía el tono de un verdadero
estadista.
En cuanto a las impresiones y las
emociones que ambos candidatos pudieron haber transmitido a
través de las imágenes televisivas, los expertos calificaran en
su momento si fue positivo o negativo, que Kerry al hablar
mirara solamente a Jim Lehrer el moderador del debate; o si
fueron mas importantes las sensaciones que transmitiera Bush,
quien primero miraba a Kerry, luego al moderador y finalizaba
hablándole directamente a la cámara.
Visto desde afuera, y para quienes no
votamos en las elecciones norteamericanas, podemos decir que
apartando el tema iraquí, ambos candidatos estuvieron de acuerdo
en que la proliferación de armas nucleares representa una
amenaza de primer orden.
De su parte, Kerry fiel a su estilo
afrancesado hizo referencia al general De Gaulle, buscando
seducir a un público que no vota. Pero de parte de ambos, esa
fue la única mención que en el debate se hizo de Europa. De
igual forma no hubo un solo comentario respecto al conflicto
entre Israel y Palestina.
Pero igualmente llama la atención como
durante los 90 minutos de debate, no se hizo una sola alusión a
América Latina; ¿olvido o indiferencia? respecto a los intereses
del numeroso electorado hispano.
Así las cosas, para el electorado
norteamericano, ésta serie de tres debates – que comenzó en
Miami - al final constituirá una herramienta muy útil, para que
en lugar de una simple impresión los votantes se construyan una
convicción, de quien debe ser el próximo presidente de los
Estados Unidos.